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Juan Gavasa

Trabajo

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Antonio Muñoz Molina en El País. Suscribo el artículo, desde la primera letra hasta el último punto.

El señor Rodríguez Ibarra, presidente jubilado de la Junta de Extremadura, dedica una parte de su ocio a informarnos sobre el funcionamiento del mundo moderno desde la irrupción de Internet. El señor Rodríguez Ibarra, para que podamos comprender sus enseñanzas, nos las presenta en forma de parábolas, un poco a la manera del mensaje evangélico, o como los maestros antiguos nos explicaban la aritmética, con ejemplos claros y simples, peras o manzanas, fregonas o maletas. El señor Rodríguez Ibarra nos comunica así su más reciente descubrimiento (EL PAÍS, 5-1-2010): la originalidad creativa no existe, porque toda invención se apoya en otras anteriores, de modo que reclamar propiedad intelectual o querer cobrar por un trabajo relacionado con ella es un fraude. También ha descubierto, y así nos lo informa, que cuando va a la frutería y quiere comprar dos kilos de naranjas, le parece ilícito que el frutero quiera cobrarle además unos melones y no sé qué más fruta. El señor Rodríguez Ibarra ha salido a pasear y se ha comprado dos kilos de naranjas y sólo quiere pagar esa fruta, tan rica en vitaminas.

 

Aplicando su parábola sobre la originalidad, quizás deduzca también que el frutero no es el único causante de la existencia de la fruta, ya que ésta ha llegado a la frutería traída por un transportista, y antes de eso fue cultivada por un agricultor.

 

El señor Rodríguez Ibarra probablemente no discutirá el derecho de ninguno de estos ciudadanos a recibir una remuneración a cambio del trabajo en el que cada uno ha contribuido para que los dos kilos de naranjas lleguen a su bolsa. Claro que, igual que no quiere pagar melones o berenjenas, a no ser que haya decidido soberanamente comprarlos, también discutirá la conveniencia de abonar la parte del precio que no corresponde a las naranjas en sí, sino, digamos, a la gasolina que el transportista gastó para llevarla, o a la electricidad gracias a la cual el frutero ilumina tan atractivamente su puesto.

 

El señor Rodríguez Ibarra sólo quiere, en principio, pagar por sus naranjas. Nada más humano. También quiere pagar sólo una canción del último disco del maestro Sabina, según él mismo dice, concretamente la titulada Tiramisú de limón. Las otras parece que no le gustan, o no tanto como para pagar por ellas. ¿Eliminará también la parte correspondiente al trabajo de los músicos, o de los técnicos de sonido? Al señor Rodríguez Ibarra sólo le parece bien pagar por aquello que efectivamente se lleva. Quizás el frutero debería descontarle de las naranjas el peso de las cáscaras, o de las semillas, porque éstas no suelen ser comidas. Como el señor Rodríguez Ibarra fue durante tantos años presidente de la Junta de Extremadura, podría uno preguntarse si no se le habría debido descontar de su sueldo, que imagino generoso, la parte de su vida no exactamente dedicada al bien de los ciudadanos. Sus horas de sueño, o de asueto, o aquellas que dedicó a comidas oficiales de grato recuerdo, pero tal vez de insuficiente resultado práctico.

 

Todo esto sin mencionar que el señor Rodríguez Ibarra ahora se encuentra jubilado y con tiempo suficiente para comprar fruta y dar largos paseos y mirar estatuas en las plazas e iluminarnos sobre la sociedad de la información y, sin embargo, sigue cobrando una paga que imagino digna, a pesar de que ya no dedica sus desvelos al bien de su comunidad y, por extensión, de todos nosotros.

 

A mí, por ejemplo, me gustaría ser tan selectivo en mis gastos ciudadanos como el señor Rodríguez Ibarra lo quiere ser en sus compras de fruta o de canciones. Me gustaría no pagar con mis impuestos, indiscriminadamente, a toda la innumerable casta de los políticos españoles, retirados y en activo, sino tan sólo a aquellos que me parecen honrados, o que no practican la más barata demagogia. Modestamente, sin que nadie me haya pedido permiso, contribuyo a la pensión del señor Rodríguez Ibarra, y hasta habrá una parte ínfima de mis ingresos que haya derivado hacia esas ya célebres naranjas, o hacia la adquisición de ese disco del maestro Sabina que el señor Rodríguez Ibarra no quiere comprar completo.

 

Incluso pagar por Tiramisú de limón, gustándole tanto, le parece injusto al señor Rodríguez Ibarra. Una canción, nos explica, proviene de otras muchas canciones. Gran hallazgo. En algunos el parecido está tipificado como delito. Se llama plagio. Una naranja no ha crecido en la frutería. Pero si el señor Rodríguez Ibarra se marcha sin pagar sus dos kilos descubrirá que el frutero irá tras él llamándole ladrón. Una canción viene de otras canciones y también de mucha gente que ha trabajado para que llegue a su estado final: casi tanta como la que se necesita para que las naranjas aparezcan en la frutería del señor Rodríguez Ibarra.

 

El señor Rodríguez Ibarra, como tranquilo jubilado, nos informa de que, aparte de comprar naranjas, también va a un parque y se sienta en un banco y mira a una estatua. Al señor Rodríguez Ibarra le parece incongruente que alguien quiera cobrarle por mirar la estatua. Al señor Rodríguez Ibarra que le quisieran cobrar por mirar la estatua le irritaría tanto como que hubiera que pagar para sentarse en el banco. Hay que pagar, no obstante. Impuestos. Por sentarse en el banco, porque haya una estatua hacia la que mirar y por tener un pavimento adecuado para que puedan caminar por él sin peligro las personas jubiladas o no, y para que exista una policía que, en caso de que un escéptico sobre los derechos de propiedad quisiera robarle con malos modos al señor Rodríguez Ibarra sus dos kilos de naranjas, persiga al delincuente.

 

Los bancos, las estatuas, los parques, la seguridad, no son bienes gratuitos. Son tan caros de mantener como todo lo que damos por supuesto sin reflexionar sobre su valor, como la sanidad pública o la educación pública; y como la clase política a la que pertenece el señor Rodríguez Ibarra. Y si esos bienes existen es gracias a algo de lo que dicho señor ya está disculpado, el trabajo. El trabajo de quien compone una canción o el de quien barre una calle o imprime un libro o el que instala un banco o el del kiosquero que se levanta antes del amanecer para vender el periódico en el que se publica este artículo y los del señor Rodríguez Ibarra, o el del fabricante o el transportista o el ingeniero o el programador que han hecho posible que nuestros artículos puedan ser leídos gratis en un ordenador; la suma de inteligencia, perseverancia y variadas destrezas que se confabulan en cualquier empeño memorable, el que hay detrás de una orquesta o de una película, de una función teatral o una escuela o un hospital.

 

No hay nada valioso que no sea fruto del trabajo de alguien. El señor Rodríguez Ibarra duda de que el derecho a la propiedad intelectual sea de izquierdas. Cabría preguntarle si, como socialista, considera que el trabajo merece o no ser remunerado con justicia. 

 

6 comentarios

Emilio -

Pues mira chato, tonto no creo que seas, asi que vuelve a leer el post, y un, dos, tres, responda otra vez, porque entonces si que voy a pensar que lo eres. Yo no estoy diciendo que se descargue gratis, de hecho creo que hay que pagar por ello, pero lo que estoy diciendo es que existen, otras formulas, de hecho ni siquiera la he inventado yo, a la propia Carmen París se lo podrás oir, desconozco a que te dedicas, ahora me doy una vuelta por tu blog, pero seguro que ella sabe más del asunto que tu o yo. Las operadoras de telefónica estan sacando una buena tajada de las descargas de internet. Solo hay que ver las estadisticas de visitas de blogs, twitter y demás, la mayoría en horario laboral, desde el curro. Vamos, que 20mb de descarga, sólo son necesarios si utilizas mucho el emule, ni para Skype, ni para jugar online son necesarios. Me juego 25 cenas en el cachirulo que muchas de las contrataciones de internet no se producirian si el usuario no pudiera descargase nada. Así pues porque no hacer a ellas participes del debate. Podrían existir formulas de pago, en las que dependiendo de la conexión que tengas, pudieras descargar más o menos música de alguna página. Música pagada claro. Al estilo Itunes.

Mientrás tanto yo seguiré pagando mi cuota de spotify.

hale.

Felipe Postigo -

Que paguen las operadoras. Claro que si, que pá eso sacan tajá. O si no, que pague quien le salga del pito, pero que pague alguien ya, que entre unos y otros no nos dejan descargar tranquilos ¿Por que descargar por todo el morro no es aprovecharse, verdad? Pues claro que no. Que va a ser. Angelitos... Unas víctimas es que somos.
¡Je!
Interesante reflexión Emilio José y muy profunda ¡Ya lo creo!

kenia -

Juan, vuelve a tu blog! Un saludo

Emilio José -

De todas maneras creo que aquí los que se están yendo de rositas y son los que más tajada sacan del asunto son las operadoras de telefonía.

Porque una cosa tengo clara, para leer blogs, consultar mi correo y la wikipedia no necesito una conexión de 20Mb, en cambio para descargar cosas sí. Tenemos las conexiones más caras de toda europa, esas conexiones se venden única y exclusivamente por las descargas. Pues ya que ellos sacan tajada que participen en el asunto, que paguen un canon a las discográficas y en la cuota de conexión tengas un tanto por ciento de música que te puedas descargar de alguna página de pago, por ejemplo.

Inde -

Yo no estoy muy de acuerdo con la postura de Muñoz Molina, en general y no sólo en este artículo, sobre el tema de la propiedad intelectual; me parece que se quedan muchas, muchas cosas sin tener en cuenta.

Ahora bien, el artículo de Rodríguez Ibarra es una bazofia que te mueres. Después de hablar de la fregona como invento consistente en unir un mocho y un palo (¡madré, si lo lee esto Manuel Jalón!), suelta: "Eso que acabo de describir y que permite discutir, cuando no negar, la propiedad intelectual, no ocurre sólo con esos inventos, sino que es la forma que tiene la humanidad de acercarse al proceso de creación."

En fin, que los defensores de "la piratería" le tendrían que pagar a este señor para que se callase, que flaco favor les hace con lo que escribe.

Emilio -

Amén. Me gusta.

Por cierto has leído esto:
http://www.mimesacojea.com/2010/01/ebooks-gratis.html

No estoy muy de acuerdo por las formas, pero si un poco con el fondo.

abrazos