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Juan Gavasa

Collioure

Collioure

Collioure establece el límite septentrional de los Pirineos y es ante todo un acogedor pueblo marino que ha sido perfilado por los vientos de la historia. Su privilegiada posición dentro de las rutas comerciales más transitadas fue codiciada por los reinos medievales hasta que en 1659 con el Tratado de los Pirineos se incorporó a Francia dentro del Roselló. El formidable castillo real de Collioure es la muestra palpable de ese pasado. El primer edificio data del lejano año 673. Después se reformó completamente entre 1242 y 1280 y en el siglo XVI experimentó su renovación definitiva para adaptarse a los progresos de la artillería. En 1642 la Guerra dels Segadors convirtió Collioure en gran escenario bélico con el enfrentamiento de las tropas francesas y españolas. La victoria de los primeros aceleró el tratado de paz.

            Los ecos de aquellas batallas sólo se conservan en el flamante castillo y en la toponimia de algunas calles. El resto es sólo historia. Porque Collioure tiene otras muchas cosas que ofrecer: su casco urbano está repleto de pintorescos rincones que recuerdan a los viejos pueblos pesqueros. Las callejuelas se pierden entre comercios de toda la vida y cafeterías que han heredado el poso intelectual que dejaron los pintores fauvistas a principios del siglo XX. Talentos de la talla de Matisse, Dérain o Chagall se sintieron seducidos por la luz clara y límpida de Collioure y pusieron en práctica su interpretación colorista de la realidad. Lugares como el paseo de la fortaleza de los Hasburgo, entre el castillo y el mar, avivaron seguramente su ingenio. Hoy se pueden conocer a través de Le Chemin du Fauvisme los lugares que recorrieron los pintores en sus estancias en Collioure.

            Hay otro nombre vinculado para siempre a la localidad de la Catalunya francesa: el poeta español Antonio Machado. En febrero de 1939, pocos días después de emprender su doloroso exilio, murió “ligero de equipaje” en un hotel de la localidad, a donde había llegado exhausto y muy enfermo. Fue enterrado en el cementerio local. Desde entonces en su tumba nunca faltan las flores de miles de españoles que viajan expresamente hasta Collioure para mostrar su admiración y respeto a uno de los mejores poetas en lengua castellana de la historia. La visita a la tumba de Machado es una parada obligatoria junto con un recorrido pausado por la iglesia de Nostra Senyora dels Angels, ubicada en un extremo de la bahía. La inconfundible cúpula fálica rosácea de su torre es uno de los símbolos indiscutibles de la localidad.

Ayer se cumplieron 70 años de la muerte de Antonio Machado en Colliure.

1 comentario

KIM MASAS -

Acabo de pasar un día en collioure y he vuelto a Girona maravillado.

La población tiene un encanto especial y melancolico que no me extraña que enamorara a Machado.

Volveremos en primavera