Juan Perro y la Zarabanda
La XXI edición de Pirineos Sur se abre mañana viernes con el estreno internacional del nuevo proyecto del alter ego de Santiago Auserón, Juan Perro y la Zarabanda. El espectáculo es el resultado de un largo proceso de evolución y madurez intelectual y artística iniciado hace más de veinticinco años, cuando el artista zaragozano triunfaba en la escena rock hispana con Radio Futura. En aquella época Auserón ya se movía en otros parámetros creativos. Había decidido aventurarse en la exploración del inhóspito universo de la música popular cubana con la pretensión de encontrar las raíces que lo conectaban directamente con la tradición española. Auseron escribía entonces que “había una manera de cantar en español fundada en los ritmos de la negritud. Imaginábamos que Cuba podía jugar para la nueva música popular española, en otro mundo posible, un papel parecido al de Jamaica en el terreno del rock anglosajón“.
Aquellas expediciones casi antropológicas resultaron ser epifánicas. El hallazgo de los viejos soneros cubanos, de los treseros más populares de la isla como Faustino Oramas “El Guayabero”, Arsenio Rodriguez, Pancho Amat o el “Trío Matamoros”, acabó por definir el espacio de sonoridades de Auserón. Allí nació también su devoción por los trovadores y por su gramática, que también ofrecía rastros evidentes en la cultura española. En cierto modo Juan Perro es una versión actualizada del viejo oficio del trovador, que encontró en el vibrante verbo de los soneros cubanos su fuente de inspiración definitiva.
De las experiencias cubanas surgió no solo una nueva forma de observar la música sino también una suerte de proselitismo cultural. Auserón promovió aquel memorable recopilatorio cubano “Semilla del Son” en 1991 y poco después el desembarco en España del gran Compay Segundo, que pasaría a convertirse en el otoño de su vida en una estrella universal. En 1998 Auserón pisó por primera vez el escenario de Lanuza en aquel concierto mítico de Compay junto a Eliades Ochoa y Omara Portuondo. Fue una de las grandes noches de Pirineos Sur.
Confirmada sobradamente pues la conexión hispano-cubana vía África, el zaragozano se dirigió años más tarde nuevamente hacia el sur, hacia Nueva Orleans, con el propósito de hallar la tercera vía; la que establecía la relación definitiva con la sonoridad afro-norteamericana. En 1991 Auserón había escrito que las principales raíces de la música cubana “eran, repitámoslo, española y africana”. Y plasmó toda aquella muchedumbre de sonidos en el disco publicado el pasado año “Río negro”, una obra “coherente y brillante” en palabras del crítico aragonés Matías Uribe, que incorporaba secuencias de blues, soul, country o cajún. En esas exploraciones sonoras Juan Perro siempre se encontró cómodo en clave de jazz, blues y swing y quizá por ello aflora cada día con más fuerza su vertiente de crooner callejero. Cuando regresó en 2007 a Pirineos Sur lo hizo acompañado de la Original Jazz Orquestra para revisar con el envoltorio de una espléndida Big Band los clásicos de Radio Futura y los suyos en solitario.
Juan Perro y la Zarabanda es la conclusión de esta investigación de décadas, la confirmación de ese viaje de ida y vuelta que son todas las culturas mestizas. La alianza de lo múltiple en un cruce imprevisible de influencias como la rumba afrocubana, el son, el jazz, el blues, el flamenco, el cajun o el zydeco. España, Cuba, África y Nueva Orleans… la negritud sonora sincretizada por este “perseguidor de cruces sonoros”, como lo ha calificado acertadamente el crítico Javier Losilla. Auserón viene repitiendo desde hace años que “todo lo español es mestizo desde siempre”. En una reciente entrevista aseguraba sentir fascinación por el misterio del verso castellano, “al que le afecta la música hecha por gente de otra etnia, otra lengua y otro continente”. En 2011 Auserón fue galardonado con el Premio Nacional de las Músicas Actuales.
La zarabanda es ese baile proscrito del que ya escribía Cervantes, prohibido como lo fueron todos los bailes nacidos en la pobreza, como el tango o el jazz. Zarabanda es jaleo, alboroto y confusión. El baile del diablo en los contorneos de una mujer pública extasiada por el ruido de las palmas y la jarana. Así se ha concebido este espectáculo que se estrena en Lanuza después de la gira que ha realizado Juan Perro por Tijuana, San Diego, Guadalajara, Los Ángeles y San Francisco; es decir, una vez más por la frontera impura y bastarda.
En Pirineos Sur ofrecerá una antología de temas de Juan Perro y versiones novedosas que transitarán por el son cubano, el cajún de New Orleans, el flamenco, el bogaloo, la rumba, el tango o el afro-son. Para ello cuenta con una formidable banda compuesta por colaboradores habituales como el guitarra Joan Vinyals –con quien ha realizado este invierno la gira en acústico “Casa en al aire”-, el percusionista cubano Moisés Porro, el bajo Isaac Coll, el trompetista David Pastor, el saxo Gabriel Amargant o el pianista Javier Mora, casi todos ellos procedentes de esa factoría inagotable del Taller de Musics de Barcelona.
Antes de salir a escena el Perro y la Zarabanda la XXI edición de Pirineos Sur será inaugurada oficialmente por la banda portuguesa Terrakota, un ejemplo más de la febril escena lisboeta en la que todo es posible. Incluida la proliferación de bandas como ésta, que se agarran a la tradición africana para generar un sello propio repleto de influencias perfectamente compatibles desde su antagonismo. La voz de la cantante angoleña Romi Anauel embrida un catálogo de sonidos que recorre el reggae, el dub, el rap o el flamenco y que confirma la efervescencia cultural de Lisboa, para muchos la capital europea de la modernidad.
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