Tony & Viny
Os conté estas navidades que aprovechando nuestro viaje a Canadá iba a reunir a Tony Tejerina y Vincent Friyia, dos de los jugadores canadienses que integraban la plantilla del Club Hielo Jaca que ganó la primera liga de su historia hace ahora 25 años. El encuentro (reencuentro para ellos, porque no se veían desde hace 22 años), fue realmente emocionante y emotivo. De esa reunión ha salido este artículo que hoy cuelgo en el blog y que ha aparecido publicado en la revista "Jacetania". Seguramente a la gran mayoría os importará poco este acceso nostálgico pero a los que hemos crecido jugando a hockey sobre hielo aquella primera liga del Jaca fue un acontecimiento inolvidable. Yo era un niño pero la recuerdo en toda su intensidad. Ellos, también.
Nieva en Toronto en el invierno más gélido que se recuerda en Canadá desde hace décadas. JACETANIA ha viajado hasta la capital de Ontario para reunir después de 22 años a Vincent Friyia y Tony Tejerina, dos de los jugadores que integraban la plantilla del Club Hielo Jaca que ganó la primera liga de su historia un 7 de abril de 1984. Se cumplen, por lo tanto, 25 años de aquel éxito deportivo que, en realidad, tuvo todos los elementos de un acontecimiento social para la ciudad. El inolvidable alero de los Pinguin Pitsburgh, Mario Lemieux, solía decir que “cada día era un gran día para el hockey”. Hoy lo es, sin duda.
Desde su fundación en 1972 el Club Hielo Jaca no había pasado de ser una mera comparsa con aspiraciones ante el poderío de otros clubes como el Txuri Urdiñ, el Casco Viejo de Bilbao o el F.C. Barcelona. Jaca era el simpático equipo de pueblo que se peleaba en una lucha desigual con los clubes de las grandes ciudades españolas. Fueron necesarios más de diez años para que el hockey jaqués rompiera sus barreras y se reivindicara como el principal semillero de jugadores del país. En esa temporada 83-84 se culminó la gran obra con un triunfo agónico que instaló al Jaca en la historia del hockey sobre hielo español. Se había ganado la primera liga. En Jaca fue la locura.
Desde entonces casi todo ha cambiado. El club ha ganado otras muchas ligas y la victoria pertenece al genoma de la entidad. No se entiende de otro modo la existencia del equipo. Sin embargo hubo un tiempo en que el triunfo era un anhelo lejano que creaba tantas frustraciones como pasiones. Jaca vivía el hockey como un hecho social que le permitía proyectarse en el exterior y disputar un juego de iguales que, en realidad, era ficticio. Pero la gente soñaba con que era verdad. Y en esa temporada 83-84 el sueño se hizo realidad. Viny era el entrenador de aquel equipo y Tony el portero titular. Ambos fueron piezas fundamentales de un equipo inolvidable formado por veteranos jugadores y jóvenes canteranos que irrumpieron ese año en la primera plantilla de forma irreverente.
Hemos fijado el encuentro en el “Hockey Hall of Fame” de Toronto, el museo de hockey sobre hielo más importante del mundo. Se respira hockey por todos los lados, es el lugar perfecto. Allí está escrita la historia de este deporte a través de sus principales leyendas: Wayne Gretzky, el “great one”; Boby Orr, el revolucionario de Boston; Phil Esposito, la máquina; Bobby Hull, el avión de oro; o Maurice Richard, aquel francés de Montreal que ganó más Stanley Cup que nadie, 8 en total.
Tony nos guía por el museo. Conoce la historia de todos los grandes de la NHL, se sabe todas las anécdotas, los triunfos y también los dramas. “Gretzky ha sido el mejor” asegura sin rodeos. “Tendrías que ver los vídeos de Boby Orr, ese sí que era bueno”, le responde Viny. Los dos se pierden entre los pasillos del museo hablando de Jaca. Después de más de dos décadas sin verse la conversación fluye en torrentes desbocados que saltan de un lugar a otro sin orden ni concierto. Hay muchas cosas que contarse y muchos recuerdos. Viny, que viaja a Jaca con cierta frecuencia, pone a Tony al día de los viejos amigos a los que no ve desde que se marchó de España hace 23 años. A los dos el hockey les ha dado un vínculo irrompible con Jaca: Viny se casó con una jaquesa y la hermana de Tony vive en Jaca desde hace cuatro años. Piruetas del destino.
El encuentro continúa en otro templo del hockey: el popular restaurante que Wayne Gretzky abrió en el centro de Toronto junto al Air Canada Center, el estadio donde juega el Toronto Maple Leafs. Tony es un verdadero apasionado del célebre equipo blanquiazul. Ha convertido el sótano de su casa en un particular museo dedicado al centenario equipo. También guarda todos los trofeos conquistados en España, las camisetas con las que jugó en la selección española, las fotos de sus compañeros de Jaca y Bilbao… Rodeados de recuerdos imperecederos Tony y Viny alimentan su memoria, la de unos años que califican con cierta melancolía como “los mejores de nuestras vidas”.
¿Veintidós años sin veros?
Vincent Friyia. Creo que la última vez fue en 1987 aquí en Toronto, poco después de acabar en Jaca. ¿verdad Tony? El tiempo pasa muy rápido.
Tony Tejerina. Creo que sí. Seguro que hubo muchas oportunidades de vernos pero la vida te introduce en una dinámica y de repente te das cuenta de que llevas más de 20 años sin ver a alguien que vive a una hora de tu casa.
V.F. Ya ves, y tienen que venir de Jaca para que nos volvamos a ver...
¿Erais conscientes de que en abril se cumplía el 25 aniversario de la primera Liga que ganó el CH Jaca?
V.F. La verdad es que no. El día que me llamaste para decírmelo pensé: “qué viejos nos estamos haciendo”.
T.T. No, había caído en la cuenta, pese a que para todos los que estuvimos en aquel equipo fue seguramente nuestro mayor éxito deportivo.
Los dos habéis coincidido en que nadie daba un duro por vosotros aquella temporada 83-84.
V.F. La temporada anterior, mi primera en Jaca con Jamie McDonald, nos faltó un portero para poder ganar la Liga. Cuando llegó Tony pensé que lo teníamos todo para vencer. Pocos días después McDonald me dijo que se iba a Puigcerdá. Nos dejó realmente colgados pero vino Graham Longley y la ausencia de Jamie se olvidó rápidamente.
T.T. Es que yo no iba a volver a España, tenía pensado quedarme definitivamente en Canadá. Después de Bilbao estaba convencido de que me volvía a Toronto. Yo me sentía de Bilbao y no concebía ir a otro sitio. Ese verano McDonald me llamó cada semana para convencerme de que viniera a Jaca y finalmente lo consiguió porque me aseguraba que iba a ver un gran equipo. Una semana después me llamó Viny para decirme que McDonald se había ido a Puigcerdá. Me dejó descolocado después de tanta insistencia. Desde ese momento, mi gran objetivo fue ganar a Puigcerdá sólo por este suceso.
V.F. Ese año no llegamos a Jaca hasta una semana antes de comenzar la Liga. Graham vino tres días antes. Jamie me llamó un día a preguntarme cómo estábamos y le dije la verdad; que íbamos a empezar la Liga sin haber entrenado apenas.
Desde luego aquel no era un buen presagio para afrontar la temporada con garantías.
V.F. No porque el Puigcerdá tenía un verdadero equipazo, fundamentalmente en su primera línea. Brugman, Frank González, McDonald, Serrano, Santana… un gran equipo
T.T. Estaba claro que para ganar aquella liga lo único que teníamos que hacer era vencer en nuestros enfrentamientos con el Puigcerdá porque el resto de equipos eran de un nivel inferior. De Bilbao nos habíamos ido un montón de jugadores y sólo conservaban a Les Grahuer, un pedazo de jugador, por cierto.
V.F. Tenían también a Toni Enrique, pero es verdad que en general aquella liga era muy descafeinada, sólo estábamos cuatro equipos y dos de ellos no tenían opciones. Todo se convirtió en un duelo entre Jaca y Puigcerdá.
T.T. Fíjate que aquella temporada sólo perdimos los dos últimos partidos. El famoso de las latas contra el Vizcaya en Jaca (5-6), y el último contra el Puigcerdá en su pista. Ellos nos tenían que ganar por más de cuatro goles para quedar campeones y sólo nos ganaron 6-4.
¿Esas dos derrotas al final de la liga fueron fruto del vértigo ante la posibilidad de ganar la primera liga de la historia?
V.F. Realmente no éramos conscientes de que era tan importante ganar para la gente de Jaca ¡En serio! En ese famoso partido ante el Vizcaya nos empezaron marcando y nos descentramos por completo. Ese fue el problema. Luego vendría el lío final con la gente tirando latas al hielo...
T.T. El problema de aquel partido fue que estábamos celebrando el triunfo antes de jugar. Ellos no tenían nada que perder. En todos los bares estaba preparado el champan y tuvimos que ir a Puigcerdá a jugárnoslo todo en el último partido de la temporada. Una de las cosas que más me duele de mi estancia en Jaca es que aquella Liga no la pudimos celebrar con los jacetanos.
V.F. Es verdad, aquella noche fue terrible.
¿Y llegó el partido definitivo de Puigcerdá…?
T.T. Fuimos a Puigcerdá el día anterior al partido. La tarde del encuentro a la hora de la siesta un grupo se instaló con bombos y bocinas en la puerta del hotel y se pegó varias horas gritando: “Tejerina macaco, te vamos a meter en un saco”. Nada más empezar el partido ese grupo comenzó a gritar nuevamente lo mismo. La tensión era tremenda y yo me puse como un flan. Recuerdo que fue Piti (Pascual Puyuelo), el que logró calmarme.
V.F. Yo ya había jugado una final con una presión similar cuando jugaba en la Universidad de Thunder Bay. Perdimos 9-7 con el Regina. Ese ambiente de Puigcerdá me recordaba mucho al que yo pude vivir en Canadá.
¿Qué cambió en esa temporada para que el Jaca fuera el mejor?
V.F. Nuestro equipo fue una verdadera sorpresa porque no nos conocía nadie. Jóvenes jugadores como Luz, Barón o Jarne explotaron aquel año después de triunfar en juveniles. Graham era un desconocido y yo creo que en mi primer año en Jaca pasé desapercibido porque la gente se fijaba fundamentalmente en McDonald. Ese año jugamos con tres líneas, algo impensable hasta entonces.
T.T. Cuando juegas con 3 líneas acabas dando resultados positivos. Puigcerdá sólo tenía una muy buena primera línea pero detrás no tenía nada más.
V.F. El nuestro era un equipo con mucho corazón. No había mal ambiente, no había malos rollos ni ambiciones personales. Quizá la gente era algo más inocente y lo único que les importaba era jugar. Yo creo que si muchos no hubieran tenido que ir a la mili o a estudiar fuera el Club Hielo Jaca habría ganado más ligas. ¡Si Carlos Luz venía sólo a jugar los partidos porque estaba haciendo la mili fuera!
T.T. Éramos enormemente disciplinados. Había un equipo muy completo, apenas había agujeros. Y lo más importante es que apenas había diferencias entre las líneas.
V.F. Es verdad… teníamos a Carlos Luz, Graham o Barón en la defensa. Probablemente era la defensa más ofensiva del campeonato.
T.T. Quitando a Tito Marcelino, no había muchos defensas de la calidad ofensiva de los de Jaca. Luego estaban Santi Tello o Nacho Noguerol, que con sólo 16 años ya empezaba a jugar con el equipo sénior.
V.F. Luego había gente como Rivero y Aspiroz, más mayores que el resto y quizá más maduros, pero su único interés y ambición era jugar. Sólo querían jugar porque realmente amaban el deporte.
T.T. Había una mezcla perfecta de juventud y deporte.
V.F. Y esos jóvenes que acababan de llegar al primer equipo eran también los mejores cuando jugaban al fútbol o al baloncesto. Eran verdaderos talentos para el deporte.
¿Cómo fue vuestra vida en Jaca?
V.F. Sólo tengo buenos recuerdos. La gente siempre me ha tratado muy bien. Aún ahora cuando regreso me sigo sintiendo como en mi casa.
T.T. Viniendo de Bilbao, donde no te conocía nadie, ir a Jaca y que te parara la gente por la calle e incluso te invitara a comer a su casa fue para mí algo increíble. Yo tengo en Jaca recuerdos imborrables. Yo salí en el desfile del Primer Viernes de Mayo en la escuadra de Artesanos, participé en las fiestas de Jaca… me sentía como un jacetano porque los de Jaca me trataban como uno de ellos. En el hockey nada había como jugar en Jaca, no había otro ambiente igual, no querías jugar en otra pista, sólo Puigcerdá era comparable. Los tambores, las bocinas, las banderas, la gente entusiasmada… esos recuerdos de Jaca son imborrables.
V.F. Llegaba un punto en el que la gente sólo hablaba contigo para decirte que había que ganar la Liga. No hablaban contigo de otra cosa, solo de hockey.
Hay muchas generaciones de jacetanos que tienen mitificado ese periodo de la historia del Club Hielo Jaca. Todo el mundo recuerda a Graham Longley, el partido de la Copa de Europa con el Steaua de Bucarest, los duelos con el Puigcerdá…
V.F. Graham era especial. Recuerdo que un directivo le recriminó que se tiraba muchas veces al suelo para parar pastillas, y que no le pagaban por eso.
T.T. ¡Pero si paraba más pastillas que yo!
V.F. ¡Es verdad! (risas). Él jugaba conmigo en la Universidad de Thunder Bay y cuando llegó a Jaca comenzó a intimidar a todos desde el primer partido. Sus slaps desde la línea azul y sus cargas las recuerda todo el mundo.
T.T. Ahora que comentas lo del Steaua, me acuerdo del impacto que tuvimos todos cuando los vimos entrenar el primer día. Alguno del equipo decía “cómo vamos a perder con ellos si tienen los pantalones rotos y los sticks son viejos”. En el primer tiempo ganábamos 1-0 y en el descanso la gente estaba convencida en el vestuario de que les podíamos ganar. Nosotros sólo habíamos tirado una vez a puerta con la suerte de que fue gol de Capi. El partido acabó con 1-16. Eran buenísimos...
¿Y cómo eran las relaciones con la Junta Directiva en un tiempo en el que el Club era del propio Ayuntamiento y el presidente siempre era un concejal?
T.T. Yo no tenía ningún problema. Viny debía de tener más porque era entrenador y respondía de todos ante la Junta. Pero nos sentíamos muy arropados. Me acuerdo de Jarne, Fifo (Luis Prado), Luis de la Gala… es que yo no tuve ningún problema con nadie en Jaca
V.F. Cuando la cosa iba bien no había problemas pero cuando perdíamos no había los conflictos que veo que hay ahora porque la gente se quejaba menos, sabía que el ayuntamiento tenía el poder y que ellos decidían. No había dudas sobre quién mandaba. Ahora tengo la impresión de que eso no ocurre.
¿En algún momento surgió algún conflicto por el hecho de que vosotros fuerais los únicos profesionales del equipo?
V.F. Nunca hubo ningún problema.
T.T. Siempre se hablaba de eso pero no en el sentido de que nosotros no debíamos de cobrar. La gente entendía que nosotros veníamos de fuera y además ayudábamos a entrenar a los niños.
V.F. España es el único país donde no se ha llegado a un nivel de hockey suficiente que permitiera que todos los jugadores pudieran cobrar.
T.T. Pero en aquellos años en Jaca teníamos primas, estábamos asegurados, teníamos premios por objetivos… teniendo en cuenta que la mayoría era amateur ese dinero era una cantidad considerable.
V.F. Eso es verdad, pero en lo que respecta a las estructuras deportivas, había un punto en el que la gente española creía que era capaz de hacer las cosas como los rusos o los canadienses, y eso no era posible. Luego no había ni dinero ni dirección.
T.T. Pero había algo importante y era que la ciudad de Jaca quería ganar. Los niños tenían todo gratis. En Bilbao sólo jugaban los hijos de los que tenían dinero…
En 1986 la FEDI tomó una decisión desastrosa; la suspensión de la categoría sénior y el final de toda una generación. ¿Cómo vivisteis ese adiós prematura a vuestras carreras?
V.F. El presidente, casi riendo, nos dijo que no iba a haber hockey el año siguiente. Y así fue todo. No obstante, es algo que se venía diciendo desde hace tiempo.
T.T. Para mí era la segunda vez que ocurría porque en Bilbao se hundió la cúpula de la pista de Nogaro y nos dijeron que no iba a continuar el equipo, pero todo se arregló entonces. Yo hubiera seguido en Jaca, seguro. Habría jugado gratis si hubiera sido necesario.
V.F. Yo sabía que me tenía que buscar la vida tarde o temprano, que no iba a estar toda la vida jugando a hockey, así que la noticia la tomé como el anuncio de algo que tenía que pasar.
T.T. No fue un drama pero es verdad que en el mejor momento de nuestra carrera nos dijeron que nos teníamos que ir. Por lo que me cuentan esa fue la mejor época del hockey en Jaca. Venían jóvenes muy buenos que tuvieron que acabar sus carreras prematuramente Ese equipo podría haber jugado otros cinco años y ganar más ligas. ¡Teníamos una media de 23 o 24 años! No estábamos preparados para no jugar.
¿Qué lugar ocupa Jaca en vuestras vidas?
V.F. Fueron los mejores años
T.T. Irrepetibles
La foto está tomada en el "Hockey Hall Fame" de Toronto
5 comentarios
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