Simply Red
Simply Red se retira. En realidad ya había iniciado el camino de la retirada en 1987 cuando publicó su segundo album “Men and Women”, una renuncia en toda regla a los valores musicales y estéticos que habían arropado su ópera prima, el fantástico “Picture Book”. Esa pequeña joya publicada en el sello Elektra Records fue uno de los trabajos más prometedores de la segunda mitad de los 80, un elegante catálogo de canciones envueltas por el exquisito artificio sonoro construido por el productor norteamericano Stewart Levine, que ya había trabajado con The Crusaders, Lionel Ritchie, Joe Cooker o Sly Stone. Sobre esa malla acústica sobresalía la voz impresionante de Mick Hucknall, llamado a protagonizar grandes acontecimientos musicales de la época.
Su chorro de voz endulzado con virutas negras, su arrebatadora personalidad en el escenario y un look absolutamente novedoso en la escena británica prometían días de vino y rosas. Y así fue, Simply Red se convirtió en uno de los grupos más rentables de la industria musical, una máquina de hacer dinero que incrementaba beneficios en la misma medida que sacrificaba sus principios artísticos. En resumen; que después de aquel “Picture Book” a Hucknall o bien se le agotó la inspiración o simplemente decidió descender por la senda de la levedad convencido de que al final del camino estaba el dorado. Y no se equivocó.
Mick Hucknall (Simply Red era la marca tras la que se escondía), ha anunciado que se retira con la reedición de su disco “Stars” (1990) que, según los críticos, fue su álbum más vendido con cerca de 20 millones de copias. Triste paradoja. Simply Red se va rememorando uno de sus discos más insulsos, todo un arrobo comercial que en su momento certificó el agotamiento creativo de Hucknall y su renuncia definitiva a trascender en el tiempo. Por suerte, siempre quedará “Picture Book”, ese disco enorme cuidado hasta el último detalle; desde aquél dibujo de ”Red” en la portada hasta la selección de los temas: “Money’s too tihgt (To mention)”, “Holding Back the Years” o el magnífico “Jericho”... eran tiempos en los que un disco ya era un objeto en si mismo.
Simply Red nació en Manchester cuando los nuevos románticos se batían en retirada, cautivos y desarmados, después de agotar toda su munición creativa. Su irrupción en el mercado fue recibida con un entusiasmo desconocido. En aquél primer disco Mick Hucknall se rodeó de un excelente grupo de músicos, la mayoría de los cuales procedían de la mítica banda Durrutti Column. El resultado fue soberbio: soul, funky, blues, reggae, jazz… la coctelera había agitado todo con cuidado y había derramado un delicioso jugo con aroma a club nocturno e historias de perdedores.
“Picture Book” fue un fogonazo, un atisbo de inspiración. En el segundo disco cambiaron de productor y reclutaron a Alex Sadkin. El disco arrasó en ventas pero apenas quedaba nada de ese hermoso edificio sonoro construido para el primer disco. Sobre las ruinas de aquél lanzaron en 1989 “New Flame”, otra vez con Levine, y otra vez en lo más alto de las listas. Su tardío homenaje a los Harold Melvine & the Blue Notes tenía algo de demagógico y oportunista. Definitivamente, Simply Red se transformó en un intrascendente grupo vendedor. Algún crítico ha dicho de Hucknall que ha sido la gran mentira procedente de Manchester.
La historia de “Simply Red” es la de cientos de grupos que secaron su cerebro tras perder la virginidad en la industria discográfica. Me viene ahora a la memoria los escoceses Texas, con aquel “Southside” inspirado en Ry Cooder y la cándida belleza de Sharlen Spiteri. Flor de un día. Pero siempre me dolió mucho más la traición de Mick Hucknall porque “Picture Book” fue el primer disco de vinilo que me compré con 14 años, y eso es algo que nunca se olvida.
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rosolina -