El hombre sencillo
Hace diez años un acontecimiento musical alumbró un nuevo tiempo para la escena folk del país. El vallisoletano Eliseo Parra publicó “Tribus Hispanas”, un concienzudo trabajo de investigación que rescataba del desguace de la memoria un valioso catalogo de canciones tradicionales de buena parte de España. Fue casi un ejercicio de arqueología cultural que llegó a tiempo para evitar una extinción más que probable. El espíritu de “Tribus…” ha alimentado sin lugar a dudas la filosofía y concepción de la programación de esta XX edición de Pirineos Sur, ampliando el foco también a Portugal. El Festival lo hace con una visión moderna y actual, pero como suele recordar Parra, las canciones tradicionales resistirán mucho mejor el paso del tiempo que las que nos machacan en las radio-fórmulas cada día.
Por eso la presencia de Eliseo Parra en este Pirineos Sur estaba más que justificada, porque desde la fidelidad a la tradición popular del país ha construido una trayectoria musical que apuesta con valentía y rigor por la investigación y al mismo tiempo por la experimentación. Su fusión entre lo tradicional y lo contemporáneo quedó plasmada en la tarde del domingo en un concierto brillante y emotivo en Sallent de Gállego. Parra estuvo acompañado por sus músicos habituales y por la original formación catalana Tactequeté, que recrea atmósferas oníricas y evocadoras a base de percusiones e instrumentos de viento tradicionales. Fue como ver crecer la hierba en mitad del campo sin más perturbación que la del sonido del gélido viento tensino.
Parra, músico de sólida formación e impresionante bagaje, ama lo que hace. A diferencia de otros intérpretes que afrontan el reto del escenario como una rutina, él transmite su pasión con convicción y credibilidad. Tiene una virtud pedagógica que administra como si fuera parte de su responsabilidad profesional, de su compromiso con la cultura hispana. Pese a su veteranía y prestigio, sigue siendo el mismo músico ilusionado y generoso que a principios de los 80 se dedicó a rastrear hasta el pueblo más remoto para recuperar lo que estaba a punto de irse con la memoria de los mayores.
Parra canta, baila e interpreta. Es una versión castiza de showman con habilidades y registros ilimitados. Sus canciones hablan de la siega, de amores iluminados por la naturaleza, de historias de hombres y mujeres sencillos… Sabe que las canciones son la voz del pueblo y que, por lo tanto, son criaturas vivas que evolucionan como la propia sociedad. Una copla puede hablar de un mundo ya inexistente pero seguirá siendo actual si su intérprete sabe inyectarle vitalidad. Es lo que hace Eliseo Parra, actualizar una cultura popular que, en realidad, sigue entre nosotros.
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