Derechos humanos
Dicen los dirigentes olímpicos que no hay que mezclar política y deporte. Algo parecido cuenta la leyenda que solía decir el dictador Franco: "no hay que meterse en política". Para quien ostenta el poder y lo ejerce de forma déspota es un buen consejo, un cínico consejo. Comienzan hoy los Juegos Olímpicos de Beijing y por desgracia se está hablando de todo menos de deporte. Era el riesgo que asumieron los dirigentes del CIO cuando eligieron a la capital china, así que no tiene que resultar difícil buscar responsables del desaguisado mediático. El convulso recorrido de la antorcha por medio mundo fue la constatación de que hay cosas que no se pueden acometer con total impunidad. Han prohibido también a los deportistas que hagan declaraciones sobre política aludiendo a uno de los artículos de la Carta Olímpica. ¿Exigir que se respeten los derechos humanos es hablar de política? ¿Denunciar la falta de libertades de una dictadura es política?. Yo creo que es un ejercicio de dignidad y responsabilidad, y aunque los deportistas tienen otras obligaciones, no es menos cierto que su proyección mediática es muchas veces el único altavoz que pueden utilizar quienes sufren una silenciosa opresión. Pero el movimiento olímpico no quiere que el deporte sea un medio para cambiar la sociedad.
Los Juegos Olímpicos de Pekín son un negocio formidable para el propio CIO, para sus patrocinadores y para las televisiones que poseen los derechos de retransmisión. Para China es la oportunidad que necesitaba para legitimarse ante el mundo como la gran potencia emergente que aspira a ser; un lavado de cara para crecer sin dejar de ser lo que era. Como decía Lampedusa: cambiar para que nada cambie. ¿No es esto política? Está claro que sí. Pero hay una política consentida y otra demonizada; una que procede de poderosas fuerzas y otra que seguirá marginada cuando acaben los Juegos. Por eso aprovechan como pueden la última oportunidad posible para que el mundo conozca su drama.
Dicen también que lo importante son los deportistas y el deporte, que los Juegos Olímpicos es un acontecimiento exclusivamente deportivo. Si fuera así probablemente no habrían aceptado los índices de contaminación que van a sufrir muchos atletas en sus competiciones. Es otra de las concesiones que se ha realizado al gigante chino en beneficio del negocio. Los deportistas nuevamente son la excusa para montar el circo. Y enmedio están los periodistas, sometidos a una censura inadmisible en un estado de derecho. Cuando hoy se inauguren los Juegos el deporte asumirá el protagonismo que merece y las grandes figuras deslumbrarán. Phelps, Bryant, Nadal, Bolt, Powell, Federer, Gay, Isinibayeba... ellos serán los únicos capaces de borrar por un instante la ignominia. Cuando acaben sabremos que los Juegos Olímpicos de China pertenecerán a la historia de la infamia, como pertenecen los de Berlin 1936 o el Mundial de Fútbol de Argentina de 1978. El deporte no lo explica todo.
2 comentarios
Lorena Escandell -
Lo que han hecho en China no responde en absoluto a intereses deportivos sino económicos.
En mi opinión, éste es un grave atentado contra los derechos humanos que hemos permitido todos, que evidencia que la dignidad poco importa a los poderosos, que vivimos en una sociedad hipócrita, cínica y falsa.
Emilio -
http://escalambrujos.blogia.com/2008/080802-los-juegos-de-la-infamia..php
Un saludo.