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Juan Gavasa

Kepa Junkera

Kepa Junkera

El domingo pasado escuché por primera vez en Radio 3 casi íntegro el nuevo disco de Kepa Junkera, “Etxea” (“Casa” en euskera). Vaya joya nos ha regalado Kepa. 42 personalidades de la música mundial aceptaron la invitación del acordeonista para reinterpretar en euskera viejas canciones populares del País Vasco con absoluta libertad formal y sonora. En esa casa se ha cocinado uno de los discos más abrumadores de los últimos tiempos, que trasciende de lo estrictamente musical para inspirar otras reflexiones sobre los puentes de la vida y la grandeza de la palabra.

         Por el simple hecho de escuchar cantar en euskera a Estrella Morente “Haurtxo Txikia” estaría plenamente justificado este post y toda mi admiración. Hace mucho tiempo que no oía algo tan emocionante. Pero la participación de la andaluza es tan solo el aperitivo a un viaje musical en el que han colaborado artistas de la talla de Andrés Calamaro, Santiago Auserón, Jaime Urrutia, Victor Manuel y Ana Belén, Dulce Pontes, Roberto Fonseca, Eliseo Parra, Pau Dones, Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos, Miguel Bosé, Chano Domínguez, Teresa Salgueiro, Lluis Llach, Michel Camilo, Amancio Prada o Carmen París. La aragonesa cada día se muestra más versátil y madura; definitivamente ha sustituido a Labordeta como icono de la música popular de nuestra tierra en el resto del estado.

         Kepa Junkera ha conseguido muchas cosas con “Etxea”. Se ha confirmado su talento como músico de mirada universal, atento a la capacidad ilimitada de la música para construir puentes y establecer vínculos entre culturas. Kepa también ha roto del todo con los estereotipos que le reducían a una personalidad de la escena musical vasca. Hace tiempo que el universo cultural euskaro se le quedó pequeño pese a tocar un instrumento profundamente arraigado en su país, la trikititxa. Kepa es un músico brillante e iconoclasta que viene y va; a veces hunde su música en las raíces abisales de Euskadi y otras emprende un viaje sonoro sin complejos por el mundo rodeado de artistas a los que sólo se les reconoce por su talento. Es lo único que le importa.

         Es probable que por ello muchos no entiendan en su país el valor y sentido de sus ideas y conceptos. Estoy convencido de ello. Kepa ha sido el artista que más ha contribuido en la última década a proyectar la cultura vasca en el exterior sin connotaciones políticas o ideológicas. Lo ha hecho sin renunciar a su compromiso con su país y sin apartarse de lo que siente y cree. Eso no tiene nada que ver con la música y la creación. Por eso la presencia de artistas como Miguel Bosé o Estrella Morente o Santiago Auserón puede que en las cavernas del nacionalismo vasco se interprete como una traición. Yo me quedo con la definición que hace José Saramago: “Hay un pueblo músico en donde están representados todos los pueblos del mundo como si fuera una casa común. El arquitecto y albañil de todo esto se llama Kepa”. Al escuchar "Etxea" pienso que la paz es posible, aunque ahora sólo quepa en un disco. 

6 comentarios

María -

No entro en si la presencia de tantas "estrellas" de fuera de Euskad es o no lo mejor para la promoción de la cultura vasca fuera de Euskadi, pero hay motivos suficientes para arrugar la nariz ante lo que se vende como la gran idea. Y es que el gobierno vasco dedicará 200.000 euros para subvencionar toda la proyección externa de la música vasca (a repartir entre todos los músicos de Euskadi) y sin embargo han concedido 702.000 euros SÓLO para el proyecto de Kepa Junkera, siendo "Etxea" su primer exponente.
Supongo que los otros músicos vascos no deben estar muy satisfechos de ese reparto tan poco igualitario. Y digo yo, que no soy vasca, que la mejor demostración de que están por la labor de apoyar la música vasca sería promocionar a los músicos (en plural) de allí, en vez de gastarse la pasta en pagar a los que ya están más que situados en el panorama musical español.

Juan -

¿No será para tanto? ¿aljibe de una trikitixia?

obispo de binacua -

Sólo os acordáis de las desgracias ajenas. Y el disco es interesante, porque aún no he podido escucharlo unas cuantas veces. Podría decir que importa sonidos del pasado y los sintetiza con voxces melodiosas del presente para conjuntar en el aljibe de una trikitixa las efusiones de una emoción retenida para siempre en un segundo. Pero creo que quedaría pedante, ¿no? Pues eso, que es cojonudo. Comprátelo, porque como no estarás en navidades no te lo podré regalar.

Juan -

¿Sólo es interesante? ¿Qué es eso de que un disco es interesante? O es bueno o es malo. Quise meter la anécdota de aquella noche del PIR pero sólo me entraba con calzador. Pero no me olvidaré nunca (y Sergio tampoco), de la hostia que te metiste mientras desmontábamos el escenario de Kepa Junkera. ¡Nosotros 3 solitos hicimos lo que tenían que hacer 10 voluntarios!

obispo de binacua -

Ya tengo el disco, compañero, y es ciertamente interesante. Tú dices que la canción de Estrella es muy buena. Pues tienes que escuchar detenidamente la de Ginesa Ortega.
Y pensar que lo vimos en Aragüés y que estuvimos en el escenario con los txalapartaris... Seguro que sólo te acuerdas de mi accidente posterior cargando los trastos de los músicos. A ver cuando lo podemos ver en Jaca. Si viniera con Calamaro, ya sería la...

Emilio -

Eso mismo pensé yo Juan, que a ver como se interpreta éste disco allí. Que ya es triste tener que pensar eso, por cierto. Pero es que solo hay que acordarse de Imanol, por ejemplo.

Un saludo