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Juan Gavasa

Jorjón

Jorjón

Cierra Le Pas d’Aspe. El sueño de Jorjón llega a su fin después de cuatro años de irreductible lucha por mantener en pie ese hotelito de Urdos que había simbolizado muchas de las metáforas de este Pirineo. Cierra después de haberlo intentado todo y de haberse enfrentado a todo. La falta de nieve, la crisis, el desconocimiento, las comunicaciones, la frontera sicológica que todavía sigue representando la cordillera… cierra Le Pas d’Aspe y en cierta medida todos cerramos la esperanza de una hermosa utopía que durante cuatro años sólo se alimentó de esa fe desbordante y contagiosa de Jorjón. El cierre de un establecimiento tiene hoy en día en el Pirineo el mismo impacto que producía hace treinta o cuarenta años el abandono de una casa. Hay un inconfundible hedor a éxodo, vacíos y ausencias.

            No quiero utilizar la palabra fracaso porque no creo que sea apropiada. Es más; pienso que si alguien no ha fracasado en esta aventura ha sido Jorjón, porque él ha sido el único que dio un paso adelante y se atrevió a embarcarse en una aventura incierta, fue el único capaz de nadar contracorriente en busca de su sueño, el único que tuvo los arrestos necesarios para replantear su vida y explorar nuevos caminos hacia la felicidad. Eso nunca puede ser un fracaso.

            El cierre de Le Pas d’Aspe lleva implícitos muchos mensajes. El primero de ellos y el más triste es la constatación de que el modelo de desarrollo en que está inmerso el Pirineo desde hace años es pan para hoy y hambre para mañana. Una advertencia que Jorjón no se ha cansado de manifestar desde hace años. Puede que el cierre de Le Pas pase inadvertido en el Valle de Canfranc, henchido como está de grandes urbanizaciones y megaproyectos, pero en el Aspe va a ser un mazazo. Jorjón trajo aire fresco al deprimido valle francés, su apuesta empresarial fue un mensaje de esperanza que además se digería mejor con buen vino español y buenas tapas. Era un proyecto de empresa pero cargado de un fuerte compromiso pirenaico.

            Las gentes de Urdos, Lescun, Bedous, Cette Eygun… todas ellas percibieron en la aventura de ese joven grandullón español un anclaje al futuro. Pero no ha podido ser. Este Pirineo de grandes masificaciones, horizontes urbanizados y turismo convencional no está preparado todavía para nuevas vías de desarrollo basadas en modelos más racionales, prudentes y equilibrados como el que representaba Le Pas d’Aspe. Ya lo decía Cela en su "Viaje al Pirineo de Lérida" en 1964: "Los turistas probablemente, son especie gregaria y muy asna que se conforma con lo que se le da (aunque no venga a cuento lo que se le dé)". Jorjón, que es montañés, de Canfranc, sabe bien que la mayor derrota es la resignación y en esta tierra nos hemos acostumbrado a resignarnos demasiadas veces.

            Ahora te vas a Zaragoza y me alegro por ti porque sé que tus nuevos proyectos ayudarán a enterrar los viejos y, además, te van a conservar intacto tu entusiasmo natural. Pero siempre que un habitante del Pirineo aragonés tiene que irse a vivir a la capital, deja una estela de melancolía en los que se quedan. Es una historia que se repite, que se viene repitiendo desde hace medio siglo.

4 comentarios

Enrique -

Un cordial saludo

Leo con verdadera pena la noticia del cierre de ese hotel en Aspe-Urdos,nunca he estado allí, pero durante los ultimos años contemplaba la posibilidad de acercarme a su hotel (suelo ir en solitario) pero lo iba dejando para otro año y ahora será imposible.... no es broma , me duele porque habia leido a este hombre en su blog y sabía que no le iba bien...parece la "tormenta perfecta".

Pero lo peor como bien apuntas es la barrera psicológica que sigue ahí (por ambas partes)y sobre todo la tendencia gregaria del turista, quieren el mogollon, hacer terracita en un lugar tan horrible como Ainsa (la nueva)atestar Benasque etc...no quieren un lugar apartado.
Cuanto me jode (perdon) no haber pasado una noche en Urdos.
Suerte a Jorge.

Inde -

Al menos vosotros, los pirenaicos, vivís esos cierres de casas o ilusiones como una pérdida, y estáis muy pendientes del cómo y el porqué del futuro de los valles.

En la tierra llana, de donde yo soy, directamente se nos avienta. O se nos aventaba hasta hace unos años. Hoy es cierto que las cosas han cambiado un tantico... y que, a los que nos vimos sutil o no tan sutilmente empujados a marchar, hoy se nos acusa de habernos ido. O, casi más que eso... no sé, estoy por decir que se nos ridiculiza, o algo parecido.

No veo por aquí abajo esa solidaridad que os mostrais, y os la envidio.

Un beso grande a ambos,
Mari

Juan Gavasa -

De nada Jorjón, yo también lo he escrito de corazón.

Jorge -

Gracias. De corazón.