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Juan Gavasa

Nueva guía

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Jaca y el valle de Canfranc (valle del Aragón en su denominación comercial utilizada recientemente), constituyen una unidad territorial, social e histórica desde tiempos inmemoriales. El puerto de Somport (Summus Portu), ha ejercido a lo largo de la historia una función cohesionadora del territorio, al albergar en su tránsito caminos y vías de comunicación que sirvieron para dinamizar la economía, fomentar las relaciones entre pueblos, expandir las ideas e incluso facilitar las invasiones hostiles.

Jaca como cabecera y el Valle de Canfranc como territorio de influencia componen probablemente el ejemplo más claro de lo que fue la tradicional organización territorial, social y económica de la cordillera hasta mediado el pasado siglo, estructurada casi de manera autárquica entre valles. La importancia histórica de la capital como claro referente dinamizador y los flujos sociales y económicos desarrollados a través del Camino de Santiago, que atraviesa todo el valle, permiten hablar sin controversia de una entidad común.

Jaca y su término municipal componen un área de 406 kilómetros cuadrados. Su población (incluidos sus 33 núcleos), alcanza los 14.000 habitantes y se extiende por el sur hasta la barrera física que representa la Peña Oroel. Por el este hasta el término municipal de Sabiñánigo y por el oeste hacia una vasta depresión orográfica longitudinal conocida como Val Ancha y la Canal de Berdún. Esta depresión se extiende hasta Yesa (Navarra) y queda flanqueada por la sierra pirenaica al norte y las sierras exteriores de Oroel y San Juan de la Peña al sur.

El valle de Canfranc, por su parte, se desarrolla en el corredor surcado por el río Aragón, afluente del Ebro, que nace a 2.000 metros de altitud en el circo de Astún. El valle cierra por el norte con el pico de La Raca y la estación de Candanchú, que pertenece al término municipal de Aísa. Por el este se prolonga a través de la Canal Roya hasta el vértice con el pico Anayet. Numerosos pequeños valles trazados transversalmente sobre el eje longitudinal constituido por el río Aragón amplían la riqueza y extensión del territorio. Al citado Canal Roya habría que añadir Canal de Izas o la Canal de Ip en el tramo superior del valle. Más abajo destaca el Valle de la Garcipollera, al que se accede desde Castiello de Jaca.

Tomando como base la capital, en el camino hacia la frontera francesa se suceden las localidades de Castiello, Villanúa, Canfranc Pueblo, Canfranc Estación y las estaciones de esquí de ASTUN y CANDANCHÚ.   En conjunto se trata del mismo territorio que dio origen en el siglo XI al primitivo reino de Aragón, que adoptó el nombre del río que lo atraviesa y fijó en Jaca su primera residencia por decisión de Ramiro I, hijo de Sancho III el Mayor, rey de Pamplona. Éste había entregado en herencia el condado de Aragón a su hijo Ramiro y los de Sobrarbe y Ribagorza a otro de sus hijos, Gonzalo. Pero tras la extraña muerte de éste último Ramiro se apropió de todos los territorios pirenaicos que habían formado parte del Reino de Pamplona.

Sancho Ramírez, primogénito del primer monarca aragonés, sería el impulsor definitivo de Jaca como influyente y próspero núcleo de población durante la Alta Edad Media. Le concedió un moderno y avanzado Fuero que promovió su repoblación con gentes procedentes de ambos lados de la cordillera. Otorgó numerosos privilegios para su crecimiento económico, trasladó allí la sede episcopal y finalmente decidió erigir una catedral dedicada a San Pedro, que se convertiría en una de las primeras levantadas en la península bajo estilo románico.

La consolidación del Camino de Santiago durante el siglo XII como gran itinerario europeo para miles de peregrinos reforzó la situación estratégica de Jaca y de todo el valle -principalmente Canfranc-, paso para mercaderes primero, y después para miles de peregrinos que optaban por este ramal de la conocida como Vía Tolosana. La existencia del hospital de Santa Cristina de Somport (Candanchú), considerado durante la edad media uno de los tres más importantes de la cristiandad, confirma la relevancia que tuvo el valle durante aquella época. El Somport, (1.640 m), es uno de los pasos más accesibles del Pirineo central.

Son oportunas estas pinceladas de la historia para dibujar los perfiles actuales del territorio y entender su dimensión histórica. Pero regresemos al presente. El viajero que llegue a Jaca y se desplace por su entorno se encontrará con un valioso patrimonio monumental que explica muchas cosas sobre el pasado. Su catedral románica habla de los orígenes; el castillo pentagonal de San Pedro (s.XVI) de los miedos invasionistas; la torre del Reloj de dramas entre rejas; el monasterio de las benedictinas remonta a los años fundacionales… son tan sólo algunos de los hitos de un deambular por la ciudad. Dentro del término municipal está el monasterio de San Juan de la Peña, origen del primitivo Reino de Aragón y joya del primer románico aragonés.

Los caminos por el valle conducirán inevitablemente a la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc, inaugurada en 1928 y obra capital de la arquitectura ferroviaria española de principios del siglo XX. La construcción de esta ambiciosa vía de comunicación rompió el muro pirenaico a través del túnel ferroviario del Somport pero aquellos anhelos de apertura a Europa se quebraron en 1970, cuando la línea internacional quedó interrumpida. Hoy el majestuoso edificio está a medio rehabilitar como paradójico síntoma de un inquietante abandono. Quien observe el edificio deberá de ampliar la perspectiva y fijar sus ojos en el paisaje. Todo lo que rodea el complejo ferroviario; los diques de contención, los barrancos, las masas forestales, el río encauzado… fue obra del hombre hace 100 años para sostener y proteger la estación.

Y el viajero, en definitiva, encontrará bellos y espectaculares paisajes cargados de profundos contrastes. Desde los ecosistemas característicos de la alta montaña pirenaica hasta las amplias llanuras cerealistas   que se dispersan por la Val Ancha y la Canal de Berdún, Jaca y el valle de Canfranc muestran como un libro abierto la conformación de la cordillera hace 40 millones de años. Primero el Pirineo axial y después precipitadas por el sur sin orden ni concierto las sierras exteriores.

Jaca, emparedada sobre una meseta entre el murallón pirenaico y estas sierras exteriores definidas por la enigmática Peña Oroel, es una de las ciudades más dinámicas y emprendedoras de la vertiente sur pirenaica. Siempre ha aspirado a la condición del “capital del Pirineo” y probablemente por historia y por determinados índices socioeconómicos puede ser considerada como tal. En cualquier caso, su pujante actividad como ciudad turística y una lejana vocación vinculada con los deportes de invierno le ha otorgado una personalidad reconocible en la que brotan atisbos de cosmopolitismo y un aire de pequeña ciudad burguesa que reside en su centenaria tradición comercial. La nueva y flamante pista de hielo inaugurada en 2007 es otro de los iconos de la imagen de marca que Jaca ha sabido proyectar en el exterior.

Miles de personas han elegido en las últimas décadas la ciudad o alguno de los pueblos del valle para fijar su segunda residencia. La población flotante en este territorio fluctúa los fines de semana y las fechas más señaladas del año con unos picos que multiplican exponencialmente los residentes habituales. Es el signo de una economía basada fundamentalmente en el sector servicios y anclada a la influencia determinante de las estaciones de esquí de ASTUN y CANDANCHÚ, y ARAMON Formigal en el vecino Valle de Tena.

Los servicios que ofrecen la ciudad y el valle están a la altura de urbes de mayor tamaño. Hoteles de 4, 3 y 2 estrellas, campings, turismo rural, restaurantes, comercio de gran calidad y diversidad, y una larga nómina de ofertas de ocio permiten garantizar una estancia plena en la que es posible planificar una semana sin espacio para el tedio. Los deportes de hielo y nieve representados en la pista de Jaca y en las estaciones de esquí, se complementan con el campo de golf de la urbanización Badaguás, o el parque de aventura en los árboles “El Juncaral” de Villanúa. En esta localidad se encuentra otro de los puntos de interés turístico de la zona: las cuevas de “Las Güixas”, formadas en las glaciaciones del Cuaternario.

El viajero circulará por carreteras en buen estado y dispondrá de un transporte público relativamente eficaz y solvente. Jaca se apresta a conectarse al exterior mediante autovías. Ya está con Sabiñánigo y quizá en un tiempo no muy lejano lo hará con Pamplona y Huesca. De momento los pasos y el tiempo se acortan y Jaca y el Valle de Canfranc pueden presumir de unas comunicaciones superiores a la media pirenaica. El túnel carretero del Somport, inaugurado en Canfranc en 2003, une el territorio con el otro lado de la muga después de 8 kilómetros de viaje por las entrañas del Tobazo. Es el último hito de una constante milenaria de comunicación con el otro lado del valle.  

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