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Juan Gavasa

CRÓNICAS DEL CANADÁ

Francisco Suárez: “Canadá se está dando un balazo en el pie”

Francisco Suárez: “Canadá se está dando un balazo en el pie”

El Embajador de México en Canadá, Francisco Suárez, ofreció en exclusiva una entrevista a PanamericanWorld coincidiendo con su participación en el Toronto Global Forum celebrado a finales del pasado mes de octubre, en el que participó como panelista. Suárez es licenciado en Derecho y posee una larga trayectoria en el mundo de las finanzas, la política, la diplomacia y la educación en su país. Es autor de varios libros y está considerado un reputado experto en economía.

En esta entrevista analiza el estado actual de las relaciones entre Canadá y Mexico, que están  inevitablemente condicionadas por el conflicto de las visas. El Embajador es tajante en este punto: “Canadá se está dando un balazo en el pie”. Sin embargo apunta hacia varios indicadores que insinúan un cambio de rumbo hacia una solución del problema. Pese a todo, los datos macroeconómicos y las balanzas comerciales muestran la robustez de unas relaciones que cumplen este año su 70 aniversario. Suárez pone especial empeño en reordenar el tradicional desequilibrio de fuerzas entre los “three amigos” que forman la NAFTA y recuerda que en la actualidad la economía mexicana está creciendo tres veces más que la de sus vecinos del norte.

¿Cuál es el momento que atraviesan las relaciones entre México y Canadá?

En las relaciones económicas vivimos un excelente momento. Nos hemos consolidado como el tercer socio comercial de Canadá. Tenemos flujos de turismo muy importantes de Canadá a México, más de 1.800.000 visitantes en el último año. Hay un dato que a mí me parece impresionante: Toronto, Montreal y Vancouver cada uno por separado envían más turistas a México que España. Ahora creo que se está empezando a ver el mismo fenómeno que en su día se produjo con algunas empresas mexicanas que irrumpieron en el mercado de Estados Unidos. Bimbo abrió el camino al adquirir en su día Sara Lee, una firma muy relevante en el mercado americano, y ahora ha hecho lo mismo con Canada Bread… Todas estas noticias son positivas porque es importante que haya comercio, inversión y turismo entre ambos países.

No hay que olvidar que estamos celebrando 70 años de las relaciones diplomáticas, los 20 años de la NAFTA y los 40 años del programa de trabajadores agrícolas temporales, que es muy importante en la parte de movilidad laboral. Después en el ámbito de la cultura hay una interesantísima presencia de México en exposiciones, certámenes de gastronomía y una admiración cada vez mayor por nuestro cine y por directores como Guillermo del Toro.

Pero sigue habiendo un problema llamado “visas”

Así es; el único problema, el más serio e irritante se llama visas. Eso ha generado en México una gran irritación. Creo que los canadienses se están dando un balazo en el pie, como así lo dicen muchos componentes del sector privado y de la inteligencia canadiense. Es un balazo en el pie porque si hay 1.800.000 canadienses viajando cada año a México podría haber los mismos en sentido contrario. Sin embargo, ahora se registra una cifra ridícula que apenas alcanza los 200.000 y que además se cayeron de nivel por el problema de las visas.

Esto está generando problemas de todo tipo. Le pongo un ejemplo: un alto cargo político de nuestro país iba a asistir recientemente a una conferencia en Toronto pero finalmente decidió no viajar porque temía que le pudieran secuestrar por dos semanas su pasaporte, algo que sería fatal para él puesto que suele viajar de manera frecuente por todo el mundo. Es un problema muy serio y tiene que resolverse.

Como usted ha apuntado, algunos sectores del mundo empresarial han reconocido que la política de visas con México fue un error. ¿Se está en el camino de resolverse?

Se han tomado algunas medidas positivas. Está la “Canada Plus”, también si tienes la visa americano-canadiense se facilitan las cosas… Teóricamente hay una “Express Visa” para turistas, estudiantes y empresarios. Parece que se está caminando en la buena dirección pero seguimos recibiendo muchísimas quejas.  Los argumentos son absurdos; preocupa que por México pasen somalíes y yo les digo que en somalíes en México en los últimos años no han pasado más de 500. Y sin embargo en Canadá existe una comunidad somalí muy grande. Yo creo que pronto se va a entender que México no representa un problema de terrorismo yihadista ni de otro tipo. Nosotros somos un país completamente seguro. Para mí un camino de solución sería empezar a prepararse para que México se integre con todos los países salvo USA en el Sistema ITA (Industry Training Authority).

Pese a todo, hay datos que muestran la relación cada vez más estrecha entre ambos países. Hace pocas semanas un informe revelaba que los estudiantes mexicanos preferían Canadá a Estados Unidos.

Hay una encuesta del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas), que indica que a lo largo de la última década el país más popular para los mexicanos ha sido Canadá, incluso por delante de España y otros países supuestamente más cercanos culturalmente. Obviamente con el problema de las visas este estatus ha cambiado y Canadá ya no ocupa ese lugar, pero el dato es tremendamente significativo.

En mi generación muchos padres enviaban a sus hijos a estudiar a Canadá porque tenía las ventajas de la educación inglesa y francesa sin los defectos de la americana. Es una mezcla: lo mejor de USA y lo mejor de Europa y la posibilidad de estudiar, por ejemplo, en Quebec, con la venta del bilingüismo. Eso se sigue manteniendo desde la perspectiva mexicana pero se corre el riesgo de perderse si continúa esta situación.

La nueva Ley de Reforma Energética aprobada por el gobierno de Peña Nieto abre un nuevo escenario lleno de posibilidades para las empresas canadienses, muchas de ellas ya integradas sólidamente en el mercado mexicano.

Yo ya he ido tres veces a Calgary y ha sido muy interesante. La primera fue antes de la reforma y el escepticismo era absoluto, nos decían: “no va a pasar”. Regresé meses después cuando ya había sido aprobada la reforma constitucional pero entonces seguían las dudas respecto al proceso de aprobación de las leyes secundarias. “El diablo está en los detalles, no va a pasar”, nos decían entonces.

Y ya ha pasado y todo se ha hecho en un año. En el Foro de Energía de Calgary siempre se registra un lleno absoluto y en la Embajada tenemos ya la visita de muchas empresas canadienses interesadas en nuestro país. Las grandes empresas ya conocían México y trabajaban o tenían intereses en nuestro territorio, pero ahora están llegando pequeñas y medianas empresas vinculadas al sector servicios atraídas por las posibilidades que se abren tras la reforma energética.

¿Cuándo va a comenzar a ejecutarse el nuevo marco legal?

En 2015. La verdad es que nos hemos movido muy rápido. La Ronda 0, que es principalmente PEMEX y asociaciones con PEMEX, ya está en marcha. La Ronda 1, que ya está abierta a empresas al margen de PEMEX, se va a iniciar en breve y se harán presentaciones incluso en Calgary. Las oportunidades de negocio se encuentran en la zona de El Golfo, en la zona de El perdido, pegada a USA. Está también la zona de Burgos, al sur del Río Grande, y otros yacimientos ya más maduros como el de Chicontepec.

Se habla de México como “el tigre dormido” de la NAFTA.

Yo diría que es el jaguar o el puma, y además ya despertó. México invertía muy poco en infraestructuras; Corea invertía cerca del 10% de su PIB si contamos tan solo  la inversión pública. México tiene un mediocre 4% pero queremos llegar a esos niveles de inversión de Corea que alcanzarían el 30% si sumamos la inversión privada. Ese tiene que ser nuestro escenario.

Yo insisto siempre en recordar que somos parte de Norte América, la parte más dinámica de esta parte del planeta. Estamos creciendo 2 o 3 veces lo que están creciendo Estados Unidos y Canadá. Las cifras del FMI que miden el PIB como debe medirse, como “paridad poder de compra”, sitúan a México en el 11º puesto, pegado a Inglaterra e Indonesia. Con estos datos México ya es una economía un 20% más grande que la de Canadá. Por lo tanto, lo que tenemos que seguir fomentando es las relaciones bilaterales con USA y Canadá para fortalecerlas y construir un triángulo todavía más fuerte que se beneficiará, por ejemplo, del bajo coste de la energía si lo comparamos con otras regiones del mundo. Eso nos va a hacer realmente competitivos.

Yo siempre recuerdo que México forma parte de Norte América; no somos ni Sudamérica, ni Centro América ni el Caribe. Formamos parte de una de las regiones más prósperas en la actualidad. Europa está para llorar, Japón está regular y China en fase de desaceleración. Por el contrario, la Cuenca del Pacífico de América Latina y Costa Rica muestran índices positivos y ellos son también nuestros aliados naturales. Por lo tanto tenemos que aprovechar todas estas circunstancias y este enorme potencial.

Da la sensación de que en Canadá no se tiene constancia todavía de ese poder económico de México.

Es una sociedad la canadiense muy abierta y cerrada al mismo tiempo. Con el caso de la adquisición de Canada Bread por Bimbo, el impacto fue parecido al que causó en su día la compra de Sara Lee en Estados Unidos. Pero hay un amplio sector empresarial y financiero canadiense que conoce perfectamente la potencialidad de México, sobre todo en el ámbito energético. En minería ha habido una gran experiencia, a veces buena y a veces no tanto porque han existido compañías que han intentado hacer en México lo que no podían hacer en Canadá. Pero en general las empresas canadienses han hecho un buen trabajo en México.

En agricultura hay intercambios muy fuertes y uno ya puede encontrar aguacates o pepinos mexicanos aquí en Canadá. También la industria cultural, bien conectada con Guadalajara, o la relacionada con la salud, en Monterrey. Hay nuevas áreas que ahora están descubriendo que México es un país más manufacturero que Canadá; que no es como Brasil, generador fundamentalmente de materias primas. Tengo el ejemplo de la empresa de muebles Palliser, cuya matriz está en Winnipeg. Ellos tienen dos plantas en Saltillo y a pesar de los problemas fronterizos y de la distancia han integrado perfectamente la producción de sus plantas de montaje mexicanas en su sistema de montaje y distribución general.

¿Pueden ser los Juegos Panamericanos de Toronto una nueva oportunidad para estrechar lazos entre Canadá y México?

Puede ser pero lo que hay que decirles es que se pongan las pilas si quieren atraer visitantes mexicanos. Y para ello es indispensable que se faciliten visas, que se suavicen estos procesos. Nosotros tenemos la experiencia de los Juegos de Guadalajara de 2011, que fueron admirablemente bien organizados. La delegación canadiense fue testigo y espero que nuestra experiencia sea útil para ellos.

En el ecosistema de startups, el gran valor de América Latina es su diversidad

En el ecosistema de startups, el gran valor de América Latina es su diversidad

Digital Media Zone, perteneciente a la Universidad de Ryerson de Toronto, es una de las mayores incubadoras de negocios y espacios de co-working para emprendedores de Canadá. Ocupa el primer lugar en el ranking del país y el quinto del mundo. Su objetivo principal es lograr el éxito de las startups a través de una sólida red de conexiones con clientes, asesores, mentores, influencers y emprendedores.

Aunque forma parte de la estructura de la universidad torontiana, no sólo está dirigida a estudiantes sino que acoge a emprendedores e innovadores de todas las edades a lo largo de Canadá y el mundo. Este nudo de colaboración y aprendizaje se ofrece como una interesante experiencia de convivencia entre todos los actores que protagonizan el ecosistema de startups. Creado en 2010, Digital Media Zone, ha incubado desde entonces más de 130 empresas y ha generado más de 40 millones de dólares en fondos para el desarrollo y en la creación de más de 1.200 empleos.

En esta entrevista Brendan Dellandrea, director de marketing y comunicación de DMZ, describe el ecosistema canadiense de emprendimiento y los retos que se plantean en su aproximación a América Latina, mercado que quieren explorar para ampliar horizontes. Digital Media Zone es el patrocinador principal de Latam Startups Conference, que comenzará este viernes en Santiago de Chile.

¿Qué es Digital Media Zone?

Digital Media Zone es un espacio compartido de trabajo y una incubadora de negocios para startups tecnológicas fundamentalmente. Tenemos cuatro plantas de espacio en Dundas y Yonge (Toronto) con 70 compañías de tecnología vinculadas con sectores como el comercio, la salud, la tecnología financiera o los recursos humanos. La mayoría son negocios B2B (Business to Business) y B2C (Business to Consumer). Estamos en Toronto pero hemos expandido nuestra red internacionalmente también. Así, por ejemplo, a través de un acuerdo con la Bolsa de Bombay (India), cada año invitamos a un creciente número de compañías internacionales. Esto es lo mismo que ahora queremos experimentar en América Latina. Para explicar lo que somos y lo que podemos ofrecer queremos invitar a empresas con potencial de crecimiento y que puedan tener acceso a los mismos recursos, mentorías y asesoramiento que cualquiera de las empresas que ahora ya trabajan bajo nuestro paraguas.

¿Qué esperan de su participación en Latam Startup Conference?

Sobre todo generar contactos. Esperamos una oportunidad para conectar con las mejores startups de América Latina. Queremos convivir con ellas y aprender de ellas; cuáles son las oportunidades y desafíos que enfrentan a  diario cuando se aproximan al mercado norteamericano. Queremos tener una mayor comprensión sobre cómo les podemos ayudar y también cuáles son las mejores oportunidades de negocio porque es posible que algunas de nuestras empresas localizadas en Toronto puedan estar interesadas en entablar relaciones con ellas. Se trata de localizar dónde están algunos de nuestros potenciales socios, tanto aquí en Toronto como en América Latina.

¿Qué conoce del ecosistema de startups de Latinoamérica?

Cuando comparas Canadá con USA, una de las grandes diferencias es la facilidad para acceder a capital riesgo que tienes los americanos. En Canadá especialmente tenemos que luchar mucho más para acceder al mismo nivel, para que una startup logre capital semilla y después pueda continuar con las siguientes fases de inversión. No tienen el mismo acceso a ese capital y por lo tanto es más difícil iniciar sus proyectos, sin hablar de las presiones que reciben los emprendedores para cumplir con las expectativas de los inversores. Entiendo que son los mismos problemas a los que se enfrentan la mayoría de satartups en América Latina. Creo que nosotros podemos ayudar en cierta medida a proveer acceso a asesorías de negocio, expertos, mentores y otros agentes necesarios en el proceso de incubación y aceleración de una empresa. Nosotros los llamamos “emprendedores residentes”; es decir, personas que han tenido éxito formando su propia empresa y que ahora colaboran con nosotros para dar consejos a través de sus experiencias a nuevos emprendedores.

¿Cuál es la característica específica del mapa latinoamericano que influye de manera más decisiva en el ámbito del emprendimiento?

Yo creo que la diversidad es uno de los aspectos más interesantes. Toronto es una de las ciudades más multiculturales del mundo y Digital Media Zone tiene abiertas las puertas a todo el mundo, tanto a miembros de Ryerson University como a emprendedores  de la comunidad. Diversidad significa tener diferentes trayectorias o formaciones y habilidades. Supone tener gente con diferente formación académica. Una cosa que nosotros fomentamos es la colaboración entre gente que no trabajaría normalmente en un mismo proyecto. Y yo creo que Latinoamérica nos ofrece todo eso gracias a su diversidad. En la región tienes varios países con diversas características en común pero también con muchísimas diferencias regionales. Cualquier oportunidad de unir a innovadores de estos países en un contexto en el que se aprovechan esas diferencias es potencialmente positiva porque se generan soluciones muy innovadoras.

Conferencias como la de Santiago de Chile son un buen ejemplo. Se trata de dar oportunidades a gente que de otro modo no tendría oportunidad de conocerse. ¿Qué ocurre cuando se dan las circunstancias que facilitan esos encuentros? Que se pueden identificar ideas de negocio que creías que eran únicas en una región pero de repente descubres que alguien en otra región persigue la misma idea, y eso da pie a colaboración. O te da una validación de mercado, también muy necesaria. También se puede identificar cómo dos personas están afrontando el mismo problema de diferente manera y pueden aprender el uno del otro. Cuando te encuentras con gente en estas situaciones el resultado suele ser muy beneficioso.

Digital Media Zone ofrece una experiencia ciertamente interesante de convivencia en un mismo espacio de emprendedores, mentores o inversores. ¿Cómo es el resultado?

Así es, uno de los servicios que ofrece DMZ es un espacio de “co-working” y de servicios de información de negocios que fundamentalmente dan acceso a asesorías, mentorias, etc. Esto permite que el flujo de comunicación e intercambio entre los diferentes actores del ecosistema sea mucho más fluido. Al ser una organización sin ánimo de lucro, no operamos con capital semilla pero ahí es donde interviene una filial de Ryerson University. Ellos tienen acceso a una bolsa de fondos que les permite realizar inversiones. Buscan empresas que tienen gran potencial de crecimiento y alta probabilidad de beneficio. Las inversiones iniciales pueden alcanzar hasta los 80.000 CAD en concepto de participación en la empresa.

¿Qué diferencias observa en los ecosistemas de emprendimiento de las diferentes provincias canadienses?

Cuando viajas entre las provincias casi puedes imaginar que son países diferentes por su extensión y su paisaje. Ontario es enorme e incluso dentro de la misma provincia puedes advertir diferencias importantes. Eso tiene una traducción en cada ecosistema de startups. Por ejemplo en Alberta una gran mayoría están enfocadas al sector energético mientras que en Toronto, al ser la capital financiera del país, encuentras más empresas dedicadas a tecnología financiera, B2B, telecomunicaciones o IT. Hay grandes diferencias pero estamos muy bien conectados a través de conferencias y organizaciones en las que se ponen en común los retos y desafíos de los emprendedores.

Manuel Rodriguez, relato de un éxito en Toronto

Manuel Rodriguez, relato de un éxito en Toronto

El salvadoreño Manuel Rodriguez es CEO y socio fundador de Unikron, una de las empresas que lidera el sector de la producción de vídeo en Toronto. Creada en 2002 junto a los mexicanos Sergio Lasky y Alex Weiz, la compañía se ha forjado una excelente reputación en un sector especialmente competitivo y ha hecho de su “latinidad” una de sus principales fortalezas. Manuel Rodriguez lo resume de manera gráfica: “representamos creatividad, diseño y tecnología”.

Desde su fundación ha desarrollado innovadores proyectos y ha trabajado para grandes compañías como Google, Bombardier, ScotiaBank, Royal Bank, LCBO, la American Library Association, para la que desarrolla un Webcast; o recientemente para los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. Con cerca de 15 empleados y más de 200 clientes entres USA y Canadá, Unikron se ha consolidado como una referencia en su sector y suele emplearse como ejemplo de las capacidades de éxito de los latinos en Canadá.

La flamante sede de la empresa, adquirida hace dos años, ocupa una antigua fábrica textil y un laboratorio dental en Adelaida St. Parte de esa atmósfera fabril se mantiene en los nuevos espacios reconvertidos ahora en estudios de grabación, producción y edición. Ha sido una manera consciente de fusionar la memoria de los viejos usos del edificio con la personalidad de sus nuevos propietarios, una apuesta por la convivencia de dos espíritus tan opuestos como complementarios. El resultado es formidable.

Manuel Rodríguez rememora en esta entrevista su trayectoria vital desee que llegó a Canadá en 1989 y la historia de Unikron, que es el relato de unos emprendedores latinoamericanos que han logrado triunfar en un mercado complejo y fundamentalmente anglosajón. Manuel es además desde octubre de 2013 el presidente de la Toronto Hispanic Chamber of Commerce (THCC), un cargo que quiere aprovechar para generar puentes entre la disgregada comunidad latina de Toronto.

¿Cuál era tu experiencia previa a la fundación de Unikron?

Yo había estudiado ciencias de la computación en El Salvador en la Universidad de los Jesuitas. Llegamos a Canadá en 1989 formando parte de la última oleada de emigrantes salvadoreños que huía del conflicto bélico. Mi hermana empezó a trabajar en el Ministerio de Trabajo, necesitaban un oficinista y me lo comentó. Empecé a trabajar y el primer día me pusieron ante una máquina de escribir, pero pronto me volqué en las computadoras y la gente me comenzó a buscar cuando tenía problemas con sus ordenadores.

Acabé en el área de tecnología del Gobierno de Ontario. Monté la fibra óptica para sus ministerios y al mismo tiempo el gobierno me dio estudios de telecomunicaciones, que era el área en el que me quería desarrollar profesionalmente. Así es como empecé a dar cursos para enseñar a usar nuevos sistemas de trabajo. Era una época en la que no había muchos hispanos en Canadá y al mismo tiempo el país estaba atravesando la dura crisis de principios de los 90.

¿Da la sensación de que el país te ofreció muchas oportunidades desde el principio?

Puede que sea verdad pero también hay que saber aprovecharlas. En mi caso, cuando vi que ya no podía ascender o progresar en mi empleo fue cuando conocí a Alex Weiz y a Sergio Lasky. Empezamos a pensar cómo montar una compañía de vídeo. Vimos que había mucho potencial. Empezamos a producir vídeos para internet y hacer la transición de formatos antiguos a internet.

¿Cómo fueron los inicios de Unikron?

Cuando emprendes siempre hay situaciones que no puedes controlar. Nosotros vimos que había proyectos relacionados con el mundo inmobiliario que podíamos desarrollar y aportar el valor de la novedad. Queríamos mostrar el interior de un condo por internet de forma virtual, de tal modo que un promotor pudiera enseñar lo que quería vender sin necesidad de estar en el lugar. Un constructor nos pagó en 2002 10.000CAD por la idea pero en realidad no sabíamos cómo llevarla a cabo. Pero finalmente lo hicimos y con ese dinero conseguimos fundar la compañía. Fue entonces cuando decidí volcarme plenamente en Unikron; al principio empezamos en una oficina muy pequeña. Cada año crecíamos un poco más; de dos habitaciones pasamos a casi todo la planta y finalmente nos mudamos a la sede actual hace dos años.

¿Cómo fue el proceso de encaje de una empresa latina en un mercado tan competitivo como el audiovisual?

Es difícil siempre el encaje de latinos en Canadá pero si tienes ética y profesionalismo tienes mucho camino recorrido. Una vez que lo puedes demostrar todo es más fácil. Hemos trabajado para Bombardier y Google, grandes compañías. No es un mercado fácil y además en 2008 hubo una crisis terrible y muchos competidores desaparecieron, lo que indica que nuestras bases eran realmente sólidas. Aquí diría que nos ayudó también esa ingenuidad que tenemos los latinos y que te hace plantearte objetivos que de manera racional nunca los abordarías. Pero los acabas consiguiendo.

Toronto no es precisamente una ciudad amable para competir en el mercado audiovisual, que es fundamentalmente anglosajón…

No lo es. Toronto es muy especial porque tiene todo tipo de emigrantes. En el área de las agencias no es tan fácil prosperar y seguro que todavía resulta extraño que nosotros estemos trabajando en este sector tecnológico. Pero podemos desarrollar proyectos con una combinación muy interesante de personalidades que permiten cubrir de manera eficaz la creatividad, el diseño y la tecnología. Y nuestro portfolio es la mejor carta de presentación que tenemos.

Ha hablado antes del carácter latino como un valor de la compañía. Siempre se nos relaciona con ciertas actitudes como la improvisación o la osadía, algo que contrasta con el carácter anglosajón, más meticuloso.

Es verdad. El emprendedor siempre tiene esa ingenuidad pero el latino es capaz de ir con su pequeña compañía a una grande y decirle que lo puede hacer, aunque luego tenga que buscar cómo hacerlo. Eres inmigrante y piensas que si lo hiciste en tu país tienes la fuerza y la experiencia para hacerlo aquí.

En Unikron hemos logrado mucho pero queremos lograr mucho más porque todo está combinado; tienes que estar reinventándote permanentemente y para seguir creciendo hace falta alianzas con otras compañías. Nosotros empezamos con un proyecto que se llamaba Boceto, enfocado sólo en el diseño y desarrollo web, pero decidimos más adelante que había que tener vídeo y así surgió Unikron… son decisiones que tienes que tomar sobre la marcha para crecer.

¿Cómo ha evolucionado Unikron desde sus orígenes?

Ahora es más sofisticada. Nunca pensamos que podríamos trabajar para Google, por ejemplo, o tener influencia en proyectos importantes. Eso no lo imaginábamos al principio.

¿Cuáles han sido las mayores dificultades en el crecimiento de la empresa?

Éramos pequeños y desde el principio decidimos trabajar con gente joven. El primer empleado era un programador y tiempo después nos dijo que quería irse a estudiar. Evidentemente le tuve que decir que sí pese a que era un trauma para nosotros. Nunca te acostumbras a que un empleado se quiera ir después de formarle durante años. Ahora ya no existe el tipo de lealtad que había antes entre el trabajador y la empresa. Los jóvenes profesionales de ahora tienen otras inquietudes, quieren viajar, desarrollar otros proyectos personales, cambiar… y eso afecta a la compañía pero tenemos que asumirlo.

¿Cuáles son los proyectos que mayores satisfacciones os han generado?

Todos son importantes. Recuerdo que un pequeño proyecto nos llevó a otro con LCBO (Liquor Control Board Ontario), y de allí a otros. Todos están conectados y no puedes olvidar a ninguno.

¿Cómo es el mercado laboral de Toronto? ¿Cómo se sobrevive?

Hay que preguntar, siempre. Siempre hay que poder identificarse con las personas que son emprendedores, esa es la clave. ¿Me ayudas?, te invito a un café… Hay que preguntar y hacerlo sin miedo. Hace doce años recuerdo que vino un colombiano justo cuando acabábamos de crear Unikron. Me decía que nos encontró en una guía y que quería tomar un café conmigo para que le explicara cómo funcionaban las cosas en Toronto. Había llamado a muchas empresas buscando ayuda. Aquí los tiempos que se dedican a una conversación o a un almuerzo, o la manera de responder a un email o las técnicas para hablar de negocios son muy diferentes a las que conocemos los latinos. Este colombiano quería que yo le hablara de todo eso.

Ahora ese colombiano es propietario de una empresa de gran prestigio. Nos volvimos a ver doce años después y al principio no se acordaba de aquél encuentro pero me confesó que entonces sólo llevaba cinco días en Canadá y que estaba desesperado. Esta es una lección que te ofrece el país; preguntando, llamando a puertas y dándote a conocer puedes abrir muchos caminos.

Usted es también desde septiembre presidente de la Toronto Hispanic Chamber of Commerce. ¿Qué aporta desde esta institución a la comunidad latina en Toronto?

Fuimos como Unikron sponsor hace tiempo. También fui uno de los fundadores de Hispanotech, que ayuda a latinos a incorporarse al mercado laboral canadiense. Diego Casco, anterior presidente de la THCC, me planteó incorporarme a la directiva porque me dijo que yo podía conectar a los viejos inmigrantes latinos con las nuevas generaciones que han llegado en los últimos diez años. “Tú puedes atraer a nueva gente”, me dijo, pero finalmente me acabó proponiendo que me presentara a las elecciones para presidente.

Lo hice y en octubre de 2013 las gané. Creo que desde la THCC se puede lograr muchísimo y estoy convencido de que la comunidad latina está en un momento clave y puede aportar mucho. Mi objetivo es tender puentes, hablar con todo tipo de gente aunque vivan en los extremos, y ofrecer soluciones para atraer a todo el mundo.

¿Cómo es hoy  la comunidad latina en Toronto?

Está madurando y va a seguir creciendo y consiguiendo más influencia. Se nos identifica tanto por el idioma como por los valores de familia. Los nuevos que están llegando se están identificando más con una cultura que con un país. Yo veo que la tradicional división por nacionalidades está desapareciendo y creo que podemos aspirar a metas mucho más grandes.

¿Y cómo nos ven los canadienses?

La pregunta sería también y cómo vemos nosotros a ellos. Cuando vine hace casi 25 años no oía español y cuando veías a alguien querías siempre hablar con él. Pero también tú querías saber cómo eran los canadienses y descubrías que teníamos mucho en común. Existen prejuicios, por supuesto, pero al canadiense le gusta nuestro acento, nuestra cultura y nuestro modo de ver la vida. Junto a ellos estoy seguro de que creceremos como personas.

Sonia Rodríguez, pasión española en el Ballet Nacional de Canadá

Sonia Rodríguez, pasión española en el Ballet Nacional de Canadá

Sonia Rodríguez (Toronto, 1972), es la bailarina principal del Ballet Nacional de Toronto. De padres españoles, desde los 5 hasta los 17 años residió en España, donde cursó estudios de danza con Pedro de la Cruz. La vida le llevó de regresó a Canadá en 1990  para ocupar una plaza en la compañía torontiana. Desde entonces su carrera ha sido una de las más sólidas y brillantes de la escena internacional. Sonia ha interpretado los papeles principales en algunas de las obras más importantes y populares como “El Lago de los Cisnes”, “Romeo y Julieta”, “La Bella Durmiente”, “Giselle”, “Hamlet” o “Alicia en el País de las Maravillas”.

En el año 2000 se convirtió en bailarina principal del Ballet Nacional y afianzó su carrera con nuevas coreografías como la que ejecutó como Dulcinea en la premiere mundial del “Don Quixote” de George Balanchine en Whasington en 2005. Ha bailado en los escenarios más importantes del mundo y ha impuesto su rotunda personalidad y expresividad como bailarina. En esta entrevista con PanamericanWorld Sonia Rodriguez habla de su vida como estrella de la danza, de sus vivencias como emigrante, de su experiencia en Canadá y de su papel de madre (tiene dos hijos de 10 y 6 años). Ha escrito un libro para niños “T is for Tutu” y desde 2012 tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Toronto.

Sonia se aleja del estereotipo de diva de la danza. Utiliza un tono solemne y firme cuando habla de su profesión, como si quisiera sacudir cualquier duda sobre su carácter noble y sagrado. Tiene tan interiorizados los sentimientos respecto a la danza que estos fluyen con la belleza de las palabras sinceras. Es la misma pasión que la hace diferente sobre los escenarios, según los críticos. Pero con la misma sinceridad busca los rincones más vulnerables de su pensamiento, aquellos en los que las luces se apagan y solo quedan las inseguridades de la bailarina ante el espejo. Así es Sonia Rodriguez.

El tuyo es un viaje de ida y vuelta. Naces en Canadá, creces en España pero triunfas profesionalmente en Toronto.

Así es. Yo vine aquí porque la compañía me ofreció un puesto y también para conocer el país en el que nací y del que me fui con cinco años. Siempre me había sentido diferente en España porque venía de Canadá, aunque yo no sabía nada de este país. Para mi era algo exótico de lo que me solía hablar mi madre… me habla del frío de los inviernos terribles. Todo lo que me contaba era tan diferente a España; y cuando regresé aquí con 17 años comprobé, efectivamente, que era cierto.

¿Cómo surgió la posibilidad de ingresar en el Ballet Nacional de Canadá?

Yo fui a Capri (Italia) a una competición, la Enrico Cecchetti. El jurado a veces puede ofrecer a los ganadores contratos u otro tipo de ofertas. El caso es que gané aquella competición y la directora de la escuela del Ballet Nacional, Betty Oliphant, me habló de ella y pensó que yo podía encajar. Pero como era muy joven me ofreció ir primero un año a la Escuela. Yo regresé de aquella competición a España pensando en la oferta pero no supe nada nuevo hasta varios meses después. Viajé a Toronto para hacer una audición el 14 de febrero de 1990 y me ofrecieron un contrato.

¿Pensaste entonces que estarías casi 25 años?

Nunca piensas eso. Lo veo ahora y fue uno de los momentos que decidió mi vida, que marcó cómo iba a ser mi vida. Siempre pensé que iba a ser algo temporal, lo veía como una experiencia para conocer gente y crecer profesionalmente, nada más. Luego me interesaba mucho el repertorio que trabajaban y eso era algo que influía mucho en mí. Pero nunca pensé que iba a estar tanto tiempo.

¿Qué dijeron tus padres? Era la hija la que hacía ahora el viaje de vuelta a Canadá…

Yo no estaba preparada. Me parecía una aventura genial pero no me di cuenta de lo que suponía hasta que firmé el contrato. Fue entonces cuando me di cuenta que iba a dejar a  mi familia en España. Llamé a mi madre por teléfono y comencé a llorar. Mi padre y mi madre estaban más preparados, sabían que me tenía que ir de España si quería desarrollar mi profesión como bailarina clásica porque allí no tenía futuro.

Vuelves a Toronto con 17 años en 1990. ¿Cómo fue aquel reencuentro con la ciudad en la que habías nacido?

Todo fue muy diferente, yo pensaba que venía al Polo Norte. Me encontré con una ciudad más joven de lo que pensaba y sobre todo una ciudad con muy poca cultura, y eso me afectó al principio. Yo había viajado por otras ciudades de Europa en la que hueles la historia en cada edificio, en cada plaza. Pero aquí me chocó lo joven que era la ciudad  y eso me sirvió en su momento para valorar cosas de España y de Europa que hasta entonces no había advertido porque formaban parte de mi entorno natural; hablo de la arquitectura de la historia y de otras muchas cosas que no valoras cuando las tienes cerca.

¿Cómo fue el aterrizaje de una adolescente española en el Ballet Nacional de Canadá?

El mundo de la danza por lo general es igual en todos los sitios porque cualquier compañía en la que trabajes es multicultural y cosmopolita. Así que se vive con naturalidad la llegada de gente de otros países. Para mí el idioma fue la principal barrera porque en mis años en España apenas lo había practicado y me encontré con un grupo que en muchos casos estaba muy cohesionada porque trabajaba mucho desde hace tiempo. Yo sonreía y hacía que entendía las cosas… quizá por eso, porque siempre estaba sonriendo y callada encajé bien desde el primer momento.

¿Cómo era el Ballet Nacional de Canadá cuando ingresaste en 1990?

Era una compañía con fama de acogedora y gran reputación. Eran y son amables y generosos pero en general más reservados de lo que solemos ser los españoles.

¿Tu sangre española opera de algún modo en tu carácter?

Yo he nacido en Canadá pero me desarrollé como persona en España y mi hijo mayor nació en España pero está creciendo en Canadá. Es una gran paradoja en mi vida. Yo, en realidad, me siento más de allá porque crecí y maduré en España pero siento la maldición del emigrante: nunca acabas de ser de ningún sitio. Yo noto que aquí soy diferente a cuando voy a España, no me desarrollo personalmente de la misma manera pero cuando voy allá noto al poco tiempo que algo me tira hacia Canadá.

 ¿Y cómo actúa esa especie de “esquizofrenia binacional” en tu personalidad como bailarina?

Los españoles somos más abiertos y también más honestos y directos. Esta parte de nuestro carácter sigue presente en mí. Mis entrenadores son los que sufren de forma más directa que siempre tengamos el carácter a flor de piel. Para algunas cosas está bien pero para otras no es muy recomendable; sobre todo para las personas que están cerca de ti y que te entrenan y te cuidan. Son ellos los que sufren los arrebatos de temperamento en los entrenamientos y detrás del escenario. Pero también los españoles somos muy apasionados y para un artista esta es una calidad muy buena.

¿Háblame de esa pasión en el escenario?

Nunca he pensado que por ser española me he sentido diferente. Pero es verdad que como artista siempre he sido alguien a la que no le ha importado ser vulnerable y abrirse sin ningún pudor y esos sentimientos los logro expresar en el escenario como algo real, no como algo interpretado.

¿Cómo eres encima del escenario, cuando todos los focos y los silencios iluminan tus movimientos?

La atracción hacia el ballet no ha sido sólo algo físico sino también emocional. Ha sido una manera de expresarme que de otro modo no me hubiera atrevido a hacer o explorar por otra vía. Esta manera de expresar sentimientos a través de la danza me ha hecho sentirme completamente libre sobre el escenario. Es lo que más me atrae, la liberación de estar en un escenario y alcanzar esas experiencias y emociones de una manera tan profunda. Cuando amas en el escenario parece que amas mucho más y cuando sufres, también.  Todo esto ocurre porque el momento es puro y nada más importa; no hay nada que impida expresarme libremente. Ésta es la razón por la que danzo. En cierta medida me gustaría ser así siempre, fuera también del escenario, libre de riendas.

¿Alguna vez ambicionaste ser la bailarina principal del Ballet Nacional de Canadá?

Nunca hice esto por ser famosa sino porque era una necesidad que yo tenía. Estoy aquí desde hace tanto tiempo porque vi que me daban las oportunidades que yo necesitaba como artista. Como bailarina siempre aspiras a hacer “Romeo y Julieta” o Giselle; pero mi aspiración concreta no era esa.  No obstante, siempre suenas con hacerlos. Lo que realmente no me esperaba era disfrutar de una carrera tan larga y llena de oportunidades.

¿Cómo es bailar en Toronto, en tu casa?

Eso es, siento que bailo en casa, en mi teatro. Conozco a la gente y sabes que vienen a verte porque te admiran. Cuando sales de Toronto es muy excitante enfrentarte a nuevos públicos para conquistarlos pero donde más cómoda y segura me siento es aquí.

¿Con qué obra te has sentido más realizada?

Hay muchos ballets después de 25 años. Es el momento en el que estás tan metida en el papel y no eres consciente de nada más… este es el momento que me hace sentirme realizada. Por supuesto, hay papeles que te permiten mayor desarrollo. La primera vez que hice La Bella Durmiente –fue mi primer papel principal a mediados de los 90-, conseguí el papel después de una audición a la que también aspiraba otra bailarina que ya entonces era principal y que además quería hacerlo. Sentí que me daban un inmenso voto de confianza y sentía que estaba preparada para hacerlo.

¿Y qué coreografía ha permitido que te expresaras con mayor libertad?

Me encantan los ballets de Cranko y de John Mayer; me gustan los dos porque son coreógrafos que tienen una gran categoría para contar una historia. Cuando ejecutas la obra no piensas en los pasos aprendidos, es algo secundario en la coreografía. Mayer está vivo y eso me permite tener una estrecha relación con él cuando preparamos una obra y me permite identificarme con él y dialogar sobre cómo ejecutar e interpretar el carácter de esa obra.

¿De qué estás más orgullosa?

De mis dos hijos, sin duda. Y también de tener una carrera que me ha llenado y me ha dado tanto.

¿Dime cuál ha sido el peor momento en tu carrera?

Ha habido mucho, casi siempre fruto del estrés y la competencia. Este es un mundo muy crítico, siempre te están criticando y tú misma te estás criticando. Te pasas siete horas diarias frente a un espejo buscando una perfección que es imposible y lo único que oyes es precisamente lo que haces mal. A veces tienes que recordarte a ti misma que también haces cosas bien. Y en este entorno tan duro, si no tienes la capacidad y fortaleza mental necesarias te puedes sentir muy abatido.

¿Todo esto no lo compensan las ovaciones del público y los halagos de la crítica y los admiradores?

No importa lo grande que seas porque tenemos tan inculcado el espíritu crítico que siempre arrastras una cierta inseguridad.

¿Describe tu momento actual?

Físicamente y artísticamente me encuentro muy bien. Nunca pensé llegar a esta edad así. He alcanzado tal madurez que conozco perfectamente mis fortalezas y debilidades. No me planteo nada porque estoy muy satisfecha con mi carrera y con lo que he hecho. Y esto me va a permitir el día que llegue tomar la decisión de retirarme sin trauma alguno. No me voy a sentir no realizada el día que lo deje. Veo a otros bailarines que se retiran con la sensación de que no están realizados. Yo no me siento así pero lo que tengo claro es que el día que me vaya lo haré en el Top. Todavía no ha llegado ese momento en el que comienzas a rechazar papeles por limitaciones físicas o de otro tipo; el día que eso pase lo dejaré sin problemas. Si no tengo más que ofrecer no lo quiero hacer.

¿Tú fuiste la primera bailarina del Ballet que compatibilizó la profesión con la maternidad?

Cuando tuve al mayor, Gabriel, volví a los escenarios y me sentí más poderosa que nunca. Fue un momento muy difícil porque mi padre había muerto y yo había experimentado cambios físicos como consecuencia del embarazo. Pero la sensación que tuve de poder el primer día que pise nuevamente el escenario fue increíble. Después de crear a mi hijo puse las cosas en perspectiva y sentí que podía hacer cualquier cosa que me planteara. Sentí que si era capaz de haber alumbrado esa criatura era capaz de cualquier cosa.

¿Ser madre te ha cambiado como bailarina?

Me ha hecho ver las cosas a través de los ojos de un niño y redescubrir el mundo. He vuelto a valorar las cosas pequeñas y esto es muy importante para un artista.

Desde 2012 tienes una estrella en el Paseo de la Fama de Toronto. ¿Cómo se digieren este tipo de reconocimientos?

Es un honor enorme y un orgullo. Me llenó mucho porque yo nunca busqué este premio ni me he promocionado para tener conexiones que influyeran. Que me dieran ese reconocimiento sin haberlo buscado fue todavía más importante para mí. Esa noche fue muy emotiva y sentí el amor de la gente, pero un amor sincero. En este mundo de tanto boato a veces las alabanzas son ficticias pero esa noche sentí que todo era sincero.

En alguna ocasión has dicho que tu sueño es bailar en la Alhambra de Granada

Me preguntaba por un lugar mágico y siempre pensé que la Alhambra al atardecer en verano sería perfecto, con esa mística. Ese es mi sueño

Canadá cada vez va a mirar más a Latinoamérica

Canadá cada vez va a mirar más a Latinoamérica

Samantha Alfonzo es abogada y socia en el departamento mundial de minería y derecho comercial de la firma Fasken Martineau, una de cuyas sedes principales se encuentra en Toronto. De origen venezolano, es una profunda conocedora de Latinoamérica y de su economía. Ha recorrido todo el continente ofreciendo conferencias y ha asesorado en diversos campos a numerosas compañías mundiales vinculadas a las industrias de manufactura y minería, sector este último del que es una reconocida experta. En esta conversación con PanamericanWorld analiza el momento económico de la región, las expectativas para 2014, la relación de los países latinoamericanos con la industria minera y el creciente interés de Canadá en los sectores energéticos de la zona.

La inestabilidad del peso, las medidas adoptadas recientemente por el gobierno argentino, el temor de los analistas a que las perspectivas económicas o financieras en China, Brasil, Argentina, Indonesia y Venezuela afecten a otros países y la sospecha de que las economías emergentes puede empeorar a medio plazo, ¿de qué modo pueden alterar las previsiones macroecónmicas para Latinoamérica en 2014?

Estos países emergentes tienen que dejar de imprimir dinero, controlar la inflación, acabar con los controles de cambio y abrir las puertas a los inversionistas extranjeros. Van a tener que empezar a tomar medidas más prudentes antes de que sus economías colapsen.

El FMI adelantó que Perú será el país de la región que más crezca en 2014. ¿Qué ha sucedido para que el país vuelva a ser “el dorado” de Latam?

Perú ha tenido el mayor crecimiento en la última década. Tiene mucho potencial para los inversionistas canadienses y para las empresas peruanas que quieran exportar a Canadá. Visité el Perú en Noviembre y me impresionó el desarrollo del país. Tiene una clase media influyente que ha crecido impresionantemente en los últimos 10 años. Eso ha generado una demanda creciente de automóviles, artefactos para el hogar y viviendas. Me impresionó que en el barrio de Miraflores, que es una de las zonas más exclusivas de Lima, quedan pocas casas – han sido reemplazadas por altos edificios. Demuestra que esta nueva clase media tiene poder de consumo y eso va a beneficiar el crecimiento del producto interno del país. La seguridad ciudadana es otro tema que ha mejorado en el Perú.

Perú tiene una gran dependencia de sus recursos naturales. La minería forma parte de su cultura. En los últimos diez años los precios de los minerales han aumentado  – sobre todo en oro y cobre -, esto ha contribuido decisivamente a que se incremente la riqueza del país. Este crecimiento ha traído también algunas consecuencias negativas. Por ejemplo, el tráfico se ha multiplicado exponencialmente pero no así las infraestructuras de carreteras y transporte. Estas no se han modernizado a la misma velocidad de crecimiento. Creo que con la riqueza natural y la capacidad para invertir que tiene Perú estamos en presencia de un boom económico. Si el gobierno se mantiene responsable y sabe desarrollar el sector minero puede haber mucho potencial para invertir.

Toronto, con el Toronto Stock Exchange (TSX), es la capital mundial de las inversiones en el sector minero. Hoy hay 17 compañías que se cotizan en la Bolsa de Lima y en el TSX. Esto ha permitido que se pueda levantar capital aquí o en Lima. Por ejemplo, algunas compañías no pudieron levantar capital este año en Toronto pero sí lo pudieron hacer en la Bolsa limeña. Compañías locales con fondos de pensiones importantes están invirtiendo en la Bolsa de Lima. El sector minero en Perú es un sector poderoso, todavía con algunos problemas de tipo social en las zonas en las que opera, pero cada vez más consciente de la necesidad de respetar el “deber social” que se tiene con las comunidades afectadas de ejercer una minería responsable y respetuosa de la sociedad y del medio ambiente y que esto se convierta en el beneficio para todos los involucrados.

Chile parece que está sentado sobre unas bases muy sólidas, de gran estabilidad. Apenas da noticias en lo económico, un síntoma que suele transmitir tranquilidad y confianza en los mercados.

Chile ha sido un país muy estable en los últimos años. Un país minero por excelencia pero que carece de un “junior market”, donde se puedan captar inversiones que beneficien a compañías pequeñas a nivel de explotación. Están trabajando para tener una visión más clara a largo plazo en la que indudablemente tendrán que abrir la entrada de estas pequeñas compañías para garantizar el futuro del sector minero chileno.

Uno de los retos de la nueva presidenta Bachellet es que la reforma tributaria planteada en su campaña electoral no afecte a proyectos mineros y a su rentabilidad. Estos proyectos ya tienen unos costos altos de explotación debido a que la energía y la mano de obra en Chile es costosa, y el acceso al agua es complejo y más caro que en otros lugares. Si se aplican incrementos tributarios que disminuyan los beneficios de estos proyectos, es posible que muchos corran el riesgo de desaparecer, y eso afectará a la economía del país.

Al hilo de esto, es evidente que Chile va a tener que concentrarse en desarrollar tecnologías innovadoras para el sector energético e hidráulico que ponga en ventaja el sector minero. En este campo pueden beneficiarse del alto nivel tecnológico de compañías canadienses, con las que podrían establecer vínculos de desarrollo tecnológico.

Las relaciones de Canadá y Chile desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio han generado un nuevo escenario de gran colaboración e importantes avances económicos.

Canadá y Chile tienen muchas sinergias y nos complementamos mucho, no solo en el sector minero, donde nosotros exportamos muchos servicios, equipos y proyectos de investigación y ellos invierten en Canadá. Gracias al Acuerdo de Libre Comercio los canadienses comemos aguacates, cerezas y uvas en nuestro invierno, algo que puede parecer anecdótico pero que influye incluso en los hábitos dietéticos de los canadienses. En el sector energético y de agua se ha vuelto habitual ver a empresas canadienses tratando con empresas chilenas.

El vino chileno está ya muy presente aquí. Yo creo que es el país Latinoamericano con el que más se identifican los canadienses porque es un país muy sofisticado en el sentido de que su ética de trabajo es muy compatible con la de los canadienses.

Colombia va a ser uno de los países de la región que más va a crecer este año.

Colombia tuvo un cambio muy positivo en los diez últimos años. Hace tan sólo tres años todo lo que tenía relación con Colombia era “Hot”. Se cambió la imagen de inseguridad por la de un país en el que era posible hacer buenos negocios. Tiene una sociedad muy preparada. Sin embargo, la inseguridad sigue siendo un lastre. Esto, unido a los retrasos en la tramitación de los permisos para explotaciones mineras, transmite la idea de que el país todavía no está listo para recibir a grandes inversionistas. Las elecciones de Mayo y la paz con las FARC y el ELN son clave para el desarrollo del país.

¿El problema de la inseguridad en México puede ser un palo en la rueda del notable crecimiento del país?

Podríamos decir que “es el sabor del mes”. Hay mucha emoción con las reformas de Peña Nieto y el mensaje positivo que está mandando al resto del mundo de acabar con el monopolio de PEMEX y abrir las puertas a inversiones extranjeras. Canadá, en especial, mira con mucha atención todo lo que ocurre en México porque hay muchas compañías canadienses con intereses en la zona.

Aunque México ha introducido también una reforma tributaria que afecta a los beneficios empresariales, el mensaje sigue siendo el mismo: “hay un mercado rentable”. Los factores que favorecen este clima son que no tienen grandes problemas de energía ni de suministro de agua, poseen excelentes accesos al Pacífico y al Atlántico y la mano de obra es menos costosa.

Pero, claro está, sigue teniendo el grave problema de la inseguridad. En algunas zonas donde operan las compañías mineras no hay policías ni seguridad estatal y han sido las propias empresas las que han tenido que cubrir este vacío. Paradójicamente, esta circunstancia se ha integrado como elemento de la “licencia social” porque la seguridad privada de las mineras ha terminado protegiendo a la misma población que lleva décadas viviendo bajo un temor perpetuo.

¿Hasta dónde puede llegar  Venezuela?

Sus políticas populistas han sido desastrosas. Es como si a alguien que tiene neumonía se le receta un remedio para la tos en vez de antibióticos. Se le tapa la enfermedad pero no se le cura. Venezuela va a tener que tomar más temprano que tarde unas medidas no populares pero necesarias para el desarrollo del país: tiene que cambiar la redistribución del capital porque la desigualdad entre la minoría que tiene acceso al capital del Estado y la mayoría pobre cada vez es más grande. Esta desigualdad genera miseria, crimen e inseguridad. El socialismo venezolano ha traído más pobreza, menos desarrollo y más crimen. Por ese camino irán al desastre económico.

Ecuador es otro país en el punto de vista de los inversores

Ecuador tiene un dilema por su Constitución. Dice que cualquier recurso natural explotado tiene que beneficiar más al pueblo que al inversor. Es difícil invertir en Ecuador porque ya sabes que el 51% del beneficio tiene que ir al pueblo. Eso no me parece mal. Pero el país está trabajando para abrir las puertas a la inversión extranjera intentando compatibilizar lo que dice su Constitución con los intereses de las compañías. En todo caso, el país sigue teniendo un importante problema de pobreza que tiene que resolver.

Uruguay es el país del año para The Economist. Al margen de la figura de su carismático presidente, ¿qué claves explican su estrella?

Uruguay  es un país básicamente agrícola que no quiere abrir la inversión a la minería. Tiene toda la razón porque ellos no creen que la minería traerá beneficios al país. Ellos dependen de la agricultura y sería difícil que entrara la minería sino se les demuestra que la explotación minera puede traer muchos beneficios al país sin amenazar la industria agrícola. Uruguay es un caso singular; es un país pequeño que aquí en Canadá tiene la imagen de un país europeo, con buena calidad de vida y seguridad.

¿Por qué ha crecido tanto la presencia canadiense en Latam?

Hay más de 311 compañías que cotizan en la Bolsa de Toronto que tienen proyectos mineros en Latinoamérica en explotaciones de oro, cobre, plata, litio, etc.. hay una presencia a todos los niveles. Hay muchos factores pero que se podrían resumir en que en los últimos años se han incrementado las garantías legales, la seguridad jurídica y la estabilidad política en la mayoría de países latinoamericanos. Canadá cada vez va ha ido mirando más a Latinoamérica.

¿La conciencia social de estas compañías es real?

Lo es. Es cierto que primero fue la presión política y después la conciencia corporativa. Pero ahora las compañías mineras canadienses tienen claro que el ‘deber social’, lo que hemos llamado la ‘licencia social para operar’, es tan importante como defender los intereses económicos. No olvidemos que el gobierno canadiense ha creado una guía de ‘responsabilidad corporativa social’ para las empresas mineras canadienses, asi operen en territorio nacional o en Latinoamérica.

“Sin Internet hace tiempo que habría dejado de ser periodista”

“Sin Internet hace tiempo que habría dejado de ser periodista”

La revista española Trece Bits, especializada en periodismo 2.0 y Redes Sociales y dirigida por el periodista Manu Moreno, me entrevista esta semana. Hablamos de los retos de la profesión, la crisis y el impacto de las redes sociales en nuestra manera de trabajar

Juan, ¿corren tiempos tan difíciles para la profesión como nos cuentan?

No nos lo tienen que contar, lo estamos viviendo y sufriendo. El periodismo tal y como lo conocimos se encuentra en mitad de la tormenta perfecta, rodeado por tres crisis a cuál más agresiva: la económica, la editorial y la digital. Sabemos lo que hemos dejado atrás pero creo que no tenemos ni idea de lo que nos espera por delante. Han cambiado los hábitos de consumo de información y se ha terminado con el binomio tradicional del periodismo industrial formado por productores (periodistas) y consumidores (lectores). Sin embargo estoy de acuerdo con algo que decía el otro día Manuel Jabois; la situación es dramática para los periodistas y para el periodismo pero nunca antes había sido tan fácil montar un medio de comunicación como ahora. Ya no se necesitan ni grandes estructuras empresariales ni inversiones formidables para crear un medio con aspiración de viabilidad, visibilidad e influencia. Este es el nuevo escenario que debemos intelectualizar.

¿Cómo ha cambiado Internet y las redes sociales el periodismo?

Yo creo que lo ha cambiado de arriba abajo, le ha dado unas cuantas volteretas y lo que ha salido de esa agitación es una nueva era. Lo explica muy bien el periodista argentino Pablo Mancini cuando dice que ya no hay lectores sino personas conectadas. Es eso. Y tengo la impresión de que una parte muy importante de nuestra profesión no ha aceptado todavía este cambio y, lo que es peor, no lo ha entendido. Ante el cambio de paradigma ha reaccionado con el desprecio típico del que en realidad tiene miedo a los cambios y a lo desconocido. Y por eso circula tanto esa idea que a mí me parece maniquea de que internet y  las redes sociales están acabando con el periodismo. Es cierto que ha a acabado con un modelo de negocio pero el periodista va a seguir siendo determinante en las sociedades democráticas. Nuestro reto es encontrar acomodo en este nueva era y en los nuevos procesos de producción de la información.

¿De qué manera te ha ayudado a ti Internet en tu trabajo?

Me atrevería a decirte que sin internet hace tiempo que habría dejado de ser periodista. La inmensa mayoría de los proyectos en los que he trabajado desde hace 18 años han estado relacionados con lo digital y fueron viables gracias a internet y a las posibilidades que nos ofrecía para trabajar con profesionales que estaban a miles kilómetros de distancia. Pirineum, la empresa que cofundamos cuatro socios en 1996, se encuentra en Jaca, una pequeña ciudad del Pirineo aragonés. Esta circunstancia geográfica habría hecho inviable la empresa, tal como la concebimos, a principios de los 90. O tendríamos que haber reducido nuestro mercado al ámbito local, limitando nuestra ambición y crecimiento. Pero internet nos ha permitido trabajar desde un lugar tan pequeño para clientes de toda España y desarrollar proyectos transversales de carácter internacional.  Internet ha hecho irrelevante la geografía.

¿Y las redes sociales?

Yo he tenido una relación de amor odio con ellas hasta que llegué a Toronto. Hasta entonces había sido un observador bastante escéptico y distante de las redes sociales pero aquí descubrí que en realidad mi escepticismo era consecuencia de mi falta de reciclaje. Al llegar a un nuevo país y encontrarme con que tenía que reinventarme y construir nuevamente mi identidad profesional, entendí que el mejor camino era la creación de una identidad digital. Las redes sociales son las que me han permitido crear mi networking en Toronto y penetrar paulatinamente en un mercado desconocido y a veces hostil. Hablando desde un punto de vista profesional, plataformas como Twitter, LinkedIn o Google+ son un fenomenal escaparate de nuestra marca personal que pueden generar, si se acierta a utilizarlas adecuadamente,  interesantes réditos.

¿Cómo las utilizas?

Te diré que soy bastante anárquico, nada metódico. Hago poco caso a las recomendaciones de los expertos en redes sociales; ni planifico ni filtro ni elijo los horarios supuestamente de mayor tráfico. Las uso de forma espontánea, bastante emocional,  pero es verdad que de forma muy constante. Soy muy activo en Twitter, que me parece una herramienta fundamental para el periodista y una fuente de información muy útil; LinkedIn es quizá la que ofrece resultados más tangibles si se usa con rigor. A mí es la que más me ha ayudado profesionalmente desde que llegué a Canadá. En Google+ participo en un grupo de periodismo, dirigido por Pau Pallop, bastante activo e interesante para compartir proyectos, ideas y reflexiones sobre nuestra profesión. No uso Facebook.

¿Se está aprovechando todo su potencial?

Si te refieres a los periodistas, hay estadísticas muy interesantes sobre el número de periodistas en España que hace un uso activo de redes como Twitter. Muchos tienen cuentas porque hay que estar pero apenas generan actividad. No sé, a mí las redes sociales me han permitido conocer a periodistas interesantísimos o seguir a pensadores, historiadores, escritores o gente de un valor profesional extraordinario.

Sin embargo, mantengo intacto mi escepticismo hacia algunos autoproclamados expertos en social media, en los que veo la misma impostura del charlatán de siempre. Sospecho de muchos de los que se dedican a divulgar supuestas claves de obligado cumplimiento para triunfar en las redes sociales. Hay mucho postureo, que se dice ahora, y bastante vendedor de humo, demasiada palabrería. A veces no puedo evitar una carcajada cuando leo algunos de esos consejos que se podrían resumir en algo más sencillo y que, es en definitiva, lo que ha explicado siempre el periodismo: sentido común y rigor en todo lo que se hace.

¿Tienen futuro los nuevos periodistas?

Los periodistas van a tener futuro siempre; lo que ya no sé en qué condiciones laborales, este es el verdadero drama. Como decía antes, la profesión va a seguir siendo fundamental como contrapeso del poder. En la era postindustrial los grandes grupos mediáticos, la mayoría en manos de sus acreedores, van a perder influencia en beneficio de nuevos medios independientes y de estructuras mucho más pequeñas. Lo estamos viendo en España con Diario.es, Infolibre o La Marea, todos ellos nutridos por periodistas rebotados de los EREs de El País, El Mundo o Público. En este nuevo escenario el periodista va a tener el mismo protagonismo e influencia de siempre si se sabe especializar y si sabe ofrecer información independiente y de calidad, que es precisamente de lo que cada vez adolecen más, desde mi punto de vista, las grandes cabeceras españolas. Pero me temo que en términos de dinero,  las condiciones laborales no van a ser en el futuro uno de los atractivos de la profesión. La precariedad del empleo me parece un hecho irreversible, uno de los efectos más palpables de la crisis del sector.

¿El futuro está en emprender?

El futuro, el pasado y el presente. Siempre ha sido una opción pero ahora es una solución. Con las dramáticas tasas de paro en la profesión o te buscas la vida o ya nadie te va a ofrecer un contrato que te permita ejercer la profesión con dignidad. Eso sólo se va a encontrar en el emprendimiento.

Tu mismo montaste tu propia agencia de comunicación… pero eran otros tiempos. ¿Hoy día lo harías?

Fue en 1996 y me parece que las razones que nos llevaron a crear nuestra propia empresa siguen vigentes hoy. Entonces no veíamos claro nuestro futuro trabajando para un medio de comunicación convencional y teníamos ideas que sabíamos que sólo serían realizables si las hacíamos nosotros mismos. Es verdad que éramos muy jóvenes y bastante ingenuos e ignorantes pero esa mezcla de candidez fue la que nos lanzó, sin ella nos hubiera atrapado el miedo. 18 años después Pirineum es una realidad consolidada. ¿Si lo haríamos hoy? Sin duda. De hecho, tener una empresa supone emprender cada día.

Desde 2011 estás ubicado en Toronto… ¿cuál fue el motivo de hacer las Américas? (si fue profesional) Es una opción para los periodistas españoles salir a ejercer su profesión fuera?

Me vine a Toronto por razones personales pero éstas afectaron evidentemente a mi trabajo. Por suerte pude seguir desarrollando desde aquí proyectos para España y desde septiembre soy Redactor Jefe de Panamerican World, una plataforma de noticias digital y bilingüe dirigida desde Canadá a Estados Unidos y Latinoamérica. Salir fuera de España siempre es una opción pero yo me veo incapaz de recomendar a nadie que lo haga. Creo que es un error hablar de la emigración con la frivolidad con la que a veces veo que se hace desde España, casi siempre desde un profundo desconocimiento. Es una experiencia personal e intransferible, detrás de cada emigrante hay una historia diferente y unos procesos de adaptación que no siempre fructifican. La emigración es una alternativa pero no una solución. Programas como “Españoles por el Mundo” creo que han hecho un flaco favor porque han transmitido la falsa idea de que el que emigra triunfa, como si el simple hecho de poner tierra en otro país acabara con los problemas que se dejaron en el nuestro. Pero es evidente que ante la crisis de España hay otros países con economías más saludables que pueden ofrecer las oportunidades que ahora no ofrece el mercado laboral español. Canadá es uno de esos países pero no precisamente en el campo de la comunicación.

Hace 10 años una compañera de trabajo que vivía en Canadá me comentó que allí lo que “se llevaba” era el networking (cuando aquí ni sabíamos qué era eso). ¿Cuáles son las nuevas tendencias profesionales que puedes tú advertir allí?

No sé cómo eran las cosas en el ámbito laboral hace 10 años en Canadá pero sospecho que no han cambiado mucho. Cualquier empleador o experto en “work shop” te advertirá de que para entrar en el mercado laboral canadiense es casi obligatorio superar dos importantes obstáculos: poseer la dichosa “experiencia canadiense” y poseer una buena red de contactos o “networking”. De hecho se sabe que sólo el 25% de las ofertas de trabajo se divulga públicamente a través de los canales habituales (prensa, internet, bolsas de empleo, agencias de colocación…). El resto se difunde a través de las redes de contactos y relaciones personales. Es un porcentaje altísimo. Eso significa que 3 de cada 4 ofertas de trabajo no son visibles públicamente y solo es posible acceder a ellas a través de una buena red de relaciones.  El mercado canadiense es mucho más dinámico y activo que el español, aunque en el campo de la comunicación detecto los mismos problemas de precariedad y la misma sensación de desconcierto ante el futuro. “Toronto Star”, el diario de mayor tirada de Canadá, regala diariamente sus ejemplares en todos los centros públicos del país y “Globe & Mail” y “National Post” han iniciado experiencias de “pay wall” de incierto resultado que tienen todo el aspecto de una huida hacia adelante. Hay experiencias digitales muy interesantes basadas en narrativas multimedia pero creo que en España se está trabajando al mismo nivel creativo y tecnológico.

Si pudieras elegir… ¿De qué noticia te gustaría informar?

Pues no lo sé… me gustaría informar de la entrada en prisión de algunos de los responsables de esta crisis económica, de todos los que se han ido de rositas con los bolsillos llenos. Me gustaría informar de que hay justicia, de que existe y es igual para todos.

La entrevista en http://www.trecebits.com/2013/12/23/sin-internet-hace-tiempo-que-habria-dejado-de-ser-periodista/

#Latinos4To2015

#Latinos4To2015

¿Cuál es el peso de los latinos en Canadá? ¿Qué influencia tiene el español en una ciudad como Toronto? ¿Pueden ser las redes sociales el mejor vehículo de difusión y expresión de nuestra lengua? ¿Qué hacemos mal los hispanos cuando nos enfrentamos a los Social Media? ¿Por qué los Juegos Panamericanos de 2015 son más norteamericanos que latinoamericanos? Keiter Feliz y Diana Padilla han  conversado con la experta en Social Media, Pina Russo, y el periodista y escritor, Juan Gavasa, sobre redes sociales en español y el futuro de nuestra lengua en Canadá.

                El español es la 3ª lengua más utilizada en redes sociales en todo el mundo después del inglés y el chino. Un 8% de los 2 billones de usuarios en internet lo hace en nuestro idioma. En Facebook  80 millones de perfiles se publican en español. Estas cifras muestran el poderoso músculo de la lengua y su imparable crecimiento con casi 500 millones de hispanohablantes. Pero en Canadá la comunidad hispana todavía no ha desembarcado masivamente en las redes sociales y sigue siendo una asignatura pendiente su uso como herramienta de proyección profesional. El bajo perfil de los latinos en plataformas como Twitter, Facebook o LinkedIn puede acentuar la impresión de que nuestra comunidad sigue siendo invisible en muchos ámbitos de la sociedad canadiense.

                La celebración de los Juegos Panamericanos en Toronto en 2015 tiene que ser un punto de inflexión en el reconocimiento de LATAM como uno de los colectivos más influyentes y prósperos de Canadá. Pero hasta el momento la oportunidad de los Pan Am no está sirviendo para tender puentes entre la sociedad anglosajona y los hispanohablantes; por el contrario se intuye cierta falta de voluntad en el Comité Organizador a la hora de establecer vínculos y sinergias con la cada vez más numerosa comunidad latina. En 2 años Canadá y Toronto estarán en el punto de mira de todos los países hispanohablantes y es ahora el momento decisivo para conseguir que el gran evento deportivo sea algo más que unas cuantas semanas de competiciones. La comunidad latina en Toronto tiene que reivindicar su protagonismo en los Panamericanos y contribuir a su éxito. #Latinos4To2015

#It'sCoolToHaveAnAccent

#It'sCoolToHaveAnAccent

Hace algunas semanas conocí a los responsables de 360Fm, una emisora de radio de Toronto que emite a través de internet para una audiencia mayoritariamente de habla hispana. Desde su fundación en 2012 han hecho fortuna con un slogan que, al margen de su notable potencial publicitario, posee asombrosas virtudes terapéuticas: “It’s cool to have an accent”. La frase es la  primera parte de un juego deductivo que ellos suelen cerrar como si se tratara de un ejercicio de autoayuda: si tienes acento es porque hablas dos idiomas. La conclusión adquiere la categoría de idea fuerza y remite directamente al trémulo universo de las inseguridades del emigrante. Una vez allí actúa como un estímulo que activa una energía que sólo puede ser positiva, como un puñetazo encima de la mesa.  

Hay que vivir en un país con un idioma diferente al propio para entender la dimensión emocional del slogan creado por 360FM, para admirar la sencillez de su composición y la entidad sustantiva del mensaje. El día que conocí a sus responsables, Keiter Feliz y Diana Padilla, en España todavía funcionaba a pleno rendimiento la cadena de producción de chistes a cuenta de la intervención en inglés de Ana Botella en la presentación de la candidatura de Madrid a los JJOO de 2020. En aquellas horas me llegaban ya aquellos chistes con el cansancio de lo que había dejado prematuramente de ser gracioso. Porque más allá de las críticas –probablemente justificadas-, al discurso de la alcaldesa lo que realmente se exponía era el proverbial sarcasmo español, tan fértil y a veces tan insoportable.

Luego la escritora Elvira Lindo plasmó en su columna semanal en El País el sentimiento que arrastramos todos los que vivimos en otro país: “El español es ese individuo que habla un mal inglés y que se ríe de otro que habla un mal inglés. Así podría resumirse nuestra sarcástica relación con los idiomas. Sarcasmo que se cura, en parte, cuando se vive fuera y se convive con compatriotas que luchan, como tú, por hacerse entender”. El mensaje de Lindo era esencialmente el mismo que el de 360FM. Cuando tienes que expresarte a diario en un idioma que no es el tuyo acabas comprendiendo que lo único importante es lograr comunicarte y esto en la mayoría de las ocasiones ocurre gracias a un formidable esfuerzo colectivo de comprensión. En Canadá debes hablar en situaciones cotidianas con ciudadanos procedentes de China, o de Pakistán, o de Irak, o de Afganistán, o de Egipto… algunos de ellos con acentos cerrados e indescifrables. Pero la comunicación fluye y el inglés avanza a trompicones dejándose girones en el camino.

En la pugna diaria del emigrante aquellos chistes de España me parecieron la misma impertinencia que alimenta cierta confortable ignorancia, tan castiza y tabernaria. Algo que Muñoz Molina explica bien en su atormentado libro “Todo lo que era sólido” cuando habla de la tendencia de los españoles a encerrarse “en la satisfacción orgullosa y a la vez extremadamente vulnerable de lo propio”. Vivir en otro país no es sencillo, la lista de renuncias y sacrificios probablemente nunca se compensa pero te otorga una valiosa capacidad para observar tu lugar de origen con un nuevo ojo crítico. Porque las dificultades que experimentas a diario son las que te permiten avanzar en tu comprensión del mundo y a la vez te vacunan contra el cainismo, ese ropaje que luce una parte importante de la sociedad española con impúdica satisfacción.

Cuando Ramón J. Sender regresó a España después de 36 años de exilio en México y USA reconoció en su primera entrevista que volvía a su país porque estaba cansado de no poder expresarse en su idioma, de no poder discutir en inglés como se discute en español. El escritor había sido profesor en la Universidad de San Diego y, por lo tanto, dominaba la lengua anglosajona pero confesaba acomplejado al periodista que la frustración siempre estuvo con él en sus años americanos. Un idioma ajeno puede actuar con la misma determinación como puente o como muro cuando no se domina plenamente, y esto casi nunca se consigue.

Recordé aquellas palabras del gran Sénder al escuchar a Keiter Féliz defender la importancia de la comunicación por encima de cualquier otro prejuicio, transformando nuestra debilidad en una de nuestras cualidades en el país que ahora nos acoge. Keiter; un dominicano con voz de trueno y carisma arrollador, uno de esos tipos capaz de sostener el tiempo cuando comienza a hablar, explicaba a la audiencia que el acento es nuestro orgullo, lo que nos hace diferentes en Canadá. Supongo que todos los que hemos decidido vivir lejos de nuestro país necesitamos reinventarnos para continuar pero lo más llamativo es que mientras tanto, aquello que nos acompleja a diario sigue siendo en España la misma chanza que, en palabras de Muñoz Molina, “ha alimentado a conciencia el sedentarismo satisfecho”.