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Juan Gavasa

Otoño

Otoño

Hace unas cuantas semanas tomé un café con Emilio y Kenia. Los muy “jodíos” están ahora en Vietnam. Emilio me regaló una de sus formidables fotografías: Time Square de Nueva York. La tengo ya colgada en mi oficina. Los dos compartimos la misma fascinación por esta ciudad y a los dos nos ha ido uniendo poco a poco el virus bloggero y una común inquietud por muchos temas, casi siempre relacionados con las alcantarillas de esta sociedad y de esta partitocracia que seguimos llamando democracia.

            En aquel café precipitado acabamos hablando del Pirineo; más bien de la visión desenfocada que se suele tener de la vida en la montaña y del lastre ideológico que muchos cargan cuando vienen aquí en busca de una nueva vida. No es fácil, pero de eso uno se da cuenta cuando ya ha caído en la farragosa introspección del alma. Desde mi punto de vista, o más bien a través del filtro de mis sensaciones, no hay nada más triste que un pequeño pueblo pirenaico en una tarde de noviembre. No hay melancolía más punzante que la de unas calles vacías y oscuras, cargadas de silencios y ausencias. En los pueblos pirenaicos esas ausencias se perciben más que en cualquier otro lugar; esas ausencias representan el fracaso de un modelo de vida y la claudicación sin condiciones de una civilización milenaria.

            El hombre solitario acaba convirtiéndose en un ser huraño y asocial, renuente a la convivencia y, finalmente, triste y desnortado. No pretendo trazar un perfil psicológico del hombre rural; soy incapaz de ello. Sólo plasmo las reflexiones que he ido construyendo a lo largo de los años a base de conocer y escuchar historias; a través de la convivencia, a veces fugaz otras más sólida, con hombres y mujeres pirenaicos que me mostraron los jirones causados por una soledad doliente pero, quizá, inconsciente. Una soledad casi somática.

            Muchos podréis rebatir estos argumentos con cientos de ejemplos que muestren lo contrario. Sin duda, los habrá. Pero no habló del individuo como un ente autónomo sino como parte de una sociedad que se desangra sin remisión. La inmensa mayoría de los pueblos del Pirineo aragonés tienen cercana una segura muerte biológica. Hoy son tan solo hermosos barrios residenciales de fin de semana ubicados en parajes de ensueño. Es el resultado de casi un siglo de lenta despoblación, como una sutil pero irreversible eutanasia que ha acabado con una cultura y la ha sustituido por un remedo folclórico sin alma. Como explicaba una vez Severino Pallaruelo, “determinadas tradiciones recuperadas en el Pirineo son como un pájaro disecado”. Lo mismo ocurre con la vida misma en los pueblos.

            En otoño esa melancolía del abandono se vuelve insoportable. Y el ánimo de montañés dibuja un mohín forzado por viejas historias íntimas y unas cuantas frustraciones. Hace poco un amigo, secretario de ayuntamiento en un pueblo pirenaico, me confesaba su derrota: “tengo claro que no nos queda otra alternativa que ser un parque de atracciones, he desistido de luchar por otro futuro, la realidad se ha impuesto tozuda. Nuestros pueblos se mueren”. Aquella declaración ahondó mi pesimismo. En otoño este pesimismo también es insoportable. Tengo la sensación que nos empeñamos en destacar los ejemplos de quienes han venido a vivir con nosotros porque buscamos desesperadamente un signo de esperanza. Tantos se han ido a lo largo de los años y tantos se irán, que la extraordinaria osadía de un ingenuo romántico nos encoge el corazón y nos ilumina el alma. Pero sospecho que es la luz de una vela a punto de apagarse.

 

La foto es de Emilio Mateo en la Semana Santa de Fuentes Claras. Me gusta el lúgubre encanto de esta estampa. Tiene algo del turbador y pretendido pesimismo visual de las fotos de Eugene Smith en Deleitosa.

11 comentarios

boli -

En mi modesto entender,yo estoy un poco de acuerdo con todos, con todas las opiniones acerca del otoño, los pueblos y la melancolia y todo eso que decis, pero suscribo lo que dice Grosem,en una ciudad rodeado de neones , y con los seres queridos lejos,el otoño es igual de melancólico y triste,donde ademas eres una persona anonima que por la calle no tienes el saludo del vecino,del cartero o de el del bar de la esquina. Yo la melancolia la combato escuchando a la ronda de Boltaña,o con un ejemplar del Pirieno Aragones.

Juan -

Pili,
la verdad es que más que reflexiones, reconozco que transmito emociones, con toda su carga de vehemencia y visceralidad. Esto merecería una conversación más detenida y reflexiva, como bien dices, con más datos y menos apasionamiento. Yo veo que, en general, los adolescentes lo único que quieren es que llegue el momento de largarse del pueblo y buscar otros horizontes más ricos y diversos. Tu hija habla de New York sin conocerlo, otros simplemente quieren vidas menos monótonas que las que les ofrecen los pueblos pequeños (incluyo el nuestro). Pero, lo dicho, el día que quieras hablamos sobre todo, con una cerveza o un buen vino.

Sí, estamos acabando de diseñar un libro de viajeros en la Jacetania en los siglos XVIII y XIX que nos ha encargado la Comarca. Lo han escrito las historiadores Esther Ortas y Elisa Sánchez. Es un buen trabajo. Sale a finales de año.

Pili A -

Le echaremos imaginación, Juan o nos iremos todos a vivir a NY como quiere mi hija mayor:
-Papas -nos dice- me alegro que os guste la naturaleza pero a mi lo que me va es la gran ciudad...
Su día ideal es uno lluvioso, por la noche y con las luces de NY, los rascacielos... Y yo me pregunto ¿de donde habrá sacado eso? De la tele, supongo. Claro que mi otra hija aspira a vivir en una casita de montaña como Heidi.
Tendremos vacaciones de city y de montaña cuando nos jubilemos...

Besos y gracias por tus reflexiones,

Pili

Pd.-me han dicho que andas preparando un libro sobre el curso de Viajeros por el Pirineo y otro sobre la mano que mece la pluma... Ya nos avisaras cuando salgan...

Juan -

INDE: La tradición de la que hablas tiene un punto irónico ¿verdad? Que se enteren los Reyes Magos de que todavía viven niños... precioso.

PILI:En muchas cosas estamos de acuerdo, pero en este caso me temo que no. Tienes razón, necesitamos muchas cosas para ser una sociedad con las mismas aspiraciones que cualquier ciudad; el problema es que desde hace años escucho las mismas cosas pero nada cambia. Fíjate que en tu comentario hablas de la necesidad de subvenciones... desde mi punto de vista mal empezamos si todo se tiene que construir a partir de las subvenciones. Para mí, en muchos casos, son imprescindibles pero en otros muchos casos sólo fomentan el conformismo y el parasitismo. Quien recibe subvenciones de manera natural pierde su capacidad de lucha. Y creo que esto es lo único que no podemos perder.
Claro que necesitamos carreteras, cultura, inversiones, servicios... necesitamos tantas cosas que cada vez son más improbables por la falta de población.
El Pirineo comenzó a morir cuando la mujer decidió emigrar a la ciudad. Estoy de acuerdo contigo, si la mujer no encuentra motivos suficientes para quedarse, nada habrá que hacer.
Pero... ¿qué le podemos ofrecer a nuestros hijos para que se queden en su tierra? ¿Cómo van a prosperar? ¿De qué van a vivir? Yo soy muy pesimista... creo que muy realista.

GROSEM: Muchos días escucho a Bruce para tener la sensación de que no estamos aislados. Será este otoño maldito qu enos vuelve melancólicos. Os echamos de menos.

RODOLFO: Un placer recibir palabras tuyas desde Brasil. El montañés es fuerte y, como decía John Berger, está habituado a luchar para sobrevir. Es lo que nos diferencia del resto.

Emilio -

Hola Juan, recordabamos esa misma conversacion contandosela a cristina el otro dia. Cristina tambien es de mi pueblo y hablabamos de lo mismo que comentas tu.

Yo suscribo tus palabras 100 por cien, me extendere mas la semana que viene, porque ahora estoy como un loco buscando la forma de ir a camboya ver ankgor y regresar a vietnam en solo 3 dias.

Los que vivimos y somos de un pueblo y tenemos amigos en zonas rurales sabemos de lo que hablas. Es muy bonito teorizar sobre la vida rural, el rudo montanes etc. Pero yo he visto como a gente de mi entorno le ha caido la edad y la soledad como losas. No se si existiran estudios sociologicos sobre el tema, pero una de las cosas que comentabamos era el elevadisimo consumo de toxicos en las zonas rurales. Para mi mucho mas elevado que en ciudades por ejemplo, o el uso de la prostitucion desde ya muy joven.

Bueno, siento hacer un analisis tan somero, me gustaria extenderme en el tema y entrar en el debate, pero sinceramente no tengo nada de tiempo.

A la vuelta mas y mejor, lo juro.

Un abrazo Juan

Rodolfo Xavier Junior - Brasil -

Conheço só um pouquinho dos Pirineos, mas o suficiente para ter a certeza de que a vida nas montanhas jamais se torna tão vazia, como diz a desesperança do autor do artigo. Na verdade, é preciso entender que a vida se desenrola em ciclos. Às vezes, nossos preconceitos fazem com que tenhamos uma visão histórica distorcida da realidade. O montanhês tem uma concepção da vida diferente daquela própria do citadino. A equação do tempo na montanha não tem as variantes tão características da ânsia dos que habitam na planície do consumismo. Além disso é bom saber que: O MONTANHÊS É, ANTES DE TUDO, UM FORTE.

grosem -

Muchos ánimos, compañero.
Me suena esa "tristeza en el alma" de la que hablas porque otras personas queridas también me la trasladan, pero si te sirve de consuelo no es mejor la situación de un otoño en la ciudad, rodeado de neones y alejado de tantos seres queridos (y añorados).
Valoro especialmente el esfuerzo y la valentía de los que habéis quedado. Otros no supimos o no pudimos.
Y ahora, en la lejanía, nos emocionamos cada vez que oímos "Como agua de mayo", de Monte Solo. ¿la conoces? Búscala, porque habla de lo mismo que tú en tu post y tiende puentes entre los que nos fuimos y os quedasteis. Al final, todos queremos lo mismo, que esa tierra querida sea un parque de atracciones permanente (aunque de otro tipo, para todos, sin imposiciones foráneas ni expolios). Ya verás como hasta el otoño (y el dichoso mes de noviembre) nos muestran entonces su cara más atractiva.
Y si sigue la melancolía, hazle caso al Boss, "raise tour hands". Es terapéutico. Y un poco absurdo. But I like it

Pili A. -

Al leer tu artículo tenía la impresión de que acababas de leer "La Lluvía Amarilla" de Llamazares...
No, no me dejaré contagiar por esa melancolía. Es como dejar que la tristeza entre en tu corazón y te hundas en las tierras movedizas que sepultaron al caballo de Atreyu.

Si quieres hablamos en serio (no tú, que ya lo has hecho aunque como tú bien dices con el filtro de tus propias sensaciones, si no yo que me dejo llevar por el "buenismo" y la buena voluntad sin poner datos sobre la mesa)

Lo que le hace falta a esta tierra primero es creerselo. Tenemos muchas mejores condiciones que otras partes del mundo que sí están saliendo adelante a base de trabajo, nuevas ideas y gente que tiene ilusión por ponerlas en funcionamiento. Y aquí destaco el papel fundamental de la mujer. Ninguna tierra saldrá a delante si las mujeres no desean vivir allí. Y las mujeres de hoy necesitamos guarderías y servicios más allá de los que normalmente se ponen en los pueblos.
Faltan agentes DE VERDAD de desarroyo rural que informen a la gente de la cantidad de subenciones que tiene a su disposición en un sitio por ejemplo Los Valles con su parque natural: 45€ por hectarea (que es mucho) sumando ayudas indirectas por ser parte de una zona de proteción (cuentas hechas por los jovenes de Ozoque, asociación que se mueve, trabaja y vive desde un pueblo)
Necesitamos servicios dignos: educación al mismo precio que en la city, la misma atención medica, pediatria, de especialistas...
Comunicaciones que no nos dejen aislados por una simple nevada...
Y cultura, una persona no es del todo persona sin cultura, sin arte, sin todas esas cosas intangibles pero, para mi, tan necesarias...

Enfin que, para darte un nuevo dato y terminar, citaré a nuestro comunmente admirado Severino: los datos que manejaban cuando Payaruelo empezaba sus trabajos de antropología de proyecciones (que no previsiones) estadisticas no se han cumplido...
Sencillamente no habían tenído en cuenta que gente (como mi marido) iba a abandonar la ciudad para venirse a vivir aquí, junto a su amado Pirineo...
Serán escasísimas las alternativas como tú dices, Juan, pero mientras hay vida hay esperanza
(Y sino cuentaselo a mi apadrinada Sakuntala en una de las zonas más desérticas y pobres de la india y con toda la ilusión del mundo por estudiar y salir adelante y vivir en su pueblo, trabajar allí como enfermera o maestra... Eso si son condiciones duras y lo nuestro es quejarnos por vicio)

Besos Juan y espero no haber sido muy farragosa,
Pili
Pd.- todo pasa por la voluntad política y lo que los ciudadanos sepamos pedir a nuestros gobernantes
¿Queremos que un macro-monstruo como Zaragoza siga creciendo mientras en los pueblos, en sectores como la agricultura, ganaderia o transformación no se invierte nada? Ya verenos. Yo lucharé para que otro mundo sea posible. Y me da igual que me llamén idílica. Algunos tienen que soñar primero para que esos sueños sean posibles.

Juan -

Pili, a mí también me gusta el paisaje otoñal del Pirineo. Yo decidí regresar a Jaca hace muchos años porque me gustaba mi ciudad y quería desarrollarme aquí. Pero ahora me refiero a otra cosa, no a los paisajes sino al alma de las personas y a la enorme tristeza que me produce la constatación de que nuestro futuro -o el que pretendimos tener en su día los que nos quedamos aquí-, es rotundamente negro. No me vale que en dos o tres pueblos existan los últimos mohicanos de una cultura agonizante, eso sólo nos sirve para pensar erróneamente que hay vida, cuando sólo es ya esperanza. Y en esto nuevamente discrepo contigo porque en aquel Cara a Cara que organizamos con Severino y Labordeta, sé que a mucha gente no le gustó lo que decía Severino pero a mí me pareció coherente, valiente, realista y, sobre todo, nada demagógico. Yo suscribo casi todo lo que allí dijo Severino. Y detesto el modelo de desarrollo que tenemos, me frustra saber que dependemos tan sólo de la nieve -creo que es nuestro gran fracaso como sociedad- pero después de muchos años dándole vueltas al mismo tema lo único que puedo comprobar fehacientemente es que no hemos mejorado y que nuestras alternativas de futuro son escasísimas.

Inde -

Esa foto me ha traído a la cabeza una historia que tiene un punto de esa melancolía... o no sé cómo describir la sensación que cuentas: en algunos pueblos del Maestrazgo turolense, para la noche de Reyes hay la costumbre de que los niños salgan por la calle arrastrando "calderons" (botes, cubos, soperos). Es una de tantas tradiciones que a lo largo de todo el invierno se celebran con ruido, en miles de lugares. Pero en este caso la explicación que se da es que hay que llamar la atención de los Reyes Magos, para que sepan que en el pueblo hay niños y que no pasen de largo...

Pilar Ortega -

No hay nada mas bonito que el otoño aqui. Ser capaz de ver el lento caer de una hoja y encontrarle sentido.
No me iría a vivir a pueblo (lo que aquí llamamos pueblos, no sitios como Jaca o Sabiñanigo sino más pequeños) pero sitios como Santa Cilia o Artieda o Yebra de Basa estan llenos de gente llena de vitalidad y que no quiere renunciar a vivir en su pueblo. Animos a ell@s.
Tampoco estoy deacuerdo con la visión pesimista de Severino (ya lo hablé alguna vez con él. El día que vino a Jaca con Labordeta en un cara a cara casi me hecho a llorar)
Ni con ese secretario que me suena un poco. La naturaleza no es, ni será nunca un parque de atracciones, por mucho que se empeñen algunos.
Al menos yo no me pienso dejar...

Para cambiar el tono melancólico un par de videos divertidos: El de Teruel dedicado al morrudo de Emilio y el de Huesca para ti, Juan
(a mi se me saltaba la lagrimilla... esta vez de risa)
AC/DC EN TERUEL:

http://www.youtube.com/watch?v=iEv7Hwm4Mfw

BON JOVI EN HUESCA:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=D8-fd3uZDMI