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Juan Gavasa

Jánovas

Jánovas

"Mi padre tiene alzheimer, ha vuelto a la niñez y hace tiempo que dice que él ya está en su pueblo. Mi madre está bien, y ella sí que se ha puesto muy contenta". Así describía Antonio Garcés la reacción de sus padres al conocer que el Ministerio de Medio Ambiente va a proceder por fin a la reversión de los terrenos expropiados o comprados en los años 50 del pasado siglo para la construcción del pantano de Jánovas. Pero la anhelada noticia tiene letra pequeña: los antiguos propietarios tendrán que pagar las cantidades que recibieron en su día pero actualizadas. Es decir; la administración no valora la tragedia de los habitantes de Jánovas, Lavelilla y Lacort, desprecia el sufrimiento al que se vieron sometidos y olvida que fueron arrancados de sus tierras por un regimen dictatorial que no garantiazaba los más elementales derechos ciudadanos. ¿Cómo se puede admitir esta ignominia? Antonio, como tantos otros hijos de Jánovas, ya ha dicho que pagará si le devuelven la casa tal y como estaba cuando se la expropiaron, antes de que la dinamita de los de Iberduero dejara todo en ruinas.

Jánovas no puede ser un expediente administrativo más, no puede ser gestionado desde la lejania de un despacho ministerial con la frialdad del derecho. Jánovas es un símbolo que representa eso que tantas veces se ha llamado la dignidad de la montaña, que en definitiva es el orgullo esquilmado de tantos y tantos pueblos a los que no se les dejó elegir su destino. Se corre el riesgo de cosificar el perfil humano de los que protagonizaron involuntariamente ese drama. No puede ser y el Gobierno de Aragón creo que tiene que ejercer de intermediario necesario para que no se reviva una vergüenza histórica incompatible con un estado de derecho. No estamos en pleno franquismo, pero a veces lo parece. La displicencia de la administración sigue recordando la de la España pretérita, la del "vuelva ustede mañana" de Larra. 

Pero, pese a todo, la noticia es una luz de esperanza, aunque a muchos les ilumine condenadamente tarde. Como a Emilio Garcés, el paradigma del resistente, el hombre que dignificó el espíritu de Jánovas y por extensión el de todas las injusticias sociales. Pero me alegro, sé que tarde o temprano todo se solucionará y en Jánovas volveran a escupir humo las chimeneas. Me alegro por los Garcés, por los Buisán, los Viñuales, los Palacio, me alegro por las gentes del Sobrarbe, por los montañeses, me alegro por Marisancho Menjón (sé que ayer fuiste inmensamente feliz), me alegro por los que han aportado su grano de arena a la causa (Jánovas no rebla), y por los que nunca abandonaron la certeza de que resistir es vencer.

Hoy recupero un reportaje que publiqué hace diez años en la revista El Mundo de los Pirineos. En compañía del gran fotógrafo zaragozano Javier Cebollada estuvimos con Emilio y Francisca en Jánovas. Sus testimonios de entonces adquieren hoy una nueva dimensión. Va por ellos.

Emilio y Francisca no visitan Jánovas desde hace más de dos años. “Me jode ver tanta ruina. No lo soporto”.  Ellos fueron el último matrimonio que abandonó el pueblo cansados de soportar las amenazas, la dinamita, la incomprensión de sus vecinos y la soledad. Eso fue en 1984, veinticinco años después de recibir la primera notificación de expropiación de Iberduero para construir un pantano. Hoy no hay pantano ni máquinas trabajando. Sólo ruinas, maleza y desolación, los ingredientes que provocan una reacción de odio en el matrimonio Garcés. “No sé cómo pudieron llegar a hacernos tanto daño para no conseguir ningún bien” lamenta Emilio, un hombre fortalecido por  la constante lucha contra todos los poderes que le arrancaron de las entrañas del pueblo que le vio nacer.

El matrimonio Garcés vive ahora en Campodarbe, a escasos kilómetros de Jánovas. Viven solos, con la única compañía de las vacas, las gallinas y las ocas que cuidan a un propietario madrileño. Sus seis hijos residen entre Boltaña, Huesca y Barbastro pero todos los fines de semana acuden a visitarles. En 1959 Iberduero logró del régimen franquista los derechos de expropiación sobre un extenso territorio de la comarca del Sobrabe para la construcción de un pantano. Jánovas era uno de los pocos obstáculos para su ejecución. “Los de Iberduero vinieron y como todo el pueblo ya era de ellos nos llamaron para que fuéramos a cobrar las indemnizaciones. Ellos mismos las habían fijado previamente. Sólo acudieron cinco familias y les pagaron una porquería”. Emilio recuerda el caso de Severino Sierra Buesa, de casa “Sarrate”, el hacendado del pueblo. “Le dieron 823.000 pesetas por la casa y todos los terrenos que tenía, que eran una barbaridad. Era el más rico de Jánovas, de esos que para las fiestas sacaban a la calle a los mulos con campanillas para mostrar su poder. A pesar de su riqueza, tuvo que ceder”. Emilio Garcés y su familia, sin embargo, se negaron a abandonar el pueblo y soportaron durante varios meses las amenazas de los directivos de la empresa hidroeléctrica, la Guardia Civil y los oscuros poderes locales del antiguo régimen. “Dinamitaron las casas de los que se fueron, nos dejaron sin agua porque taparon las acequias de riego y nos desmontaron las fuentes”. Pero el episodio más triste se produjo la mañana en la que un ejecutivo de Iberduero tiró la puerta de la escuela a patadas mientras los niños estaban dando clase. “La gente cogió un temor enorme, fue la ruina, desistió y comenzó a marcharse. Fue terrible. La mayoría no tenía a donde ir pero no les quedó más remedio”, recuerda con la voz entrecortada Emilia.

            En 1964 la familia Garcés se quedó sola en el pueblo. Las obras del pantano se habían paralizado pero no el empeño de Iberduero por derruir el pueblo. Los seis hijos de Emilio y Francisca estuvieron tres años sin poder ir a clase hasta que finalmente les permitieron escolarizarlos en Boltaña. Hoy Emilio no puede disimular su emoción cuando enseña la orla de la más pequeña de sus hijas de la promoción del 90 de veterinaria de la Facultad de Zaragoza. “Por esto merece la pena todo lo que pasamos”. El tiempo ha reconocido la lucha solitaria de Emilio y Francisca. El pantano no se ha hecho y el pasado verano el Ayuntamiento de Fiscal, uno de los que defendía el embalse, le declaró su hijo predilecto. “La vida tiene estas cosas, te lo niega todo cuando lo necesitas y cuando ya no vale te sonríe, que le vamos a hacer”.

4 comentarios

alpy -

Hola,

Somos una asociación sin ánimo de lucro belga que quiere contribuir en el desarrollo sostenible de las comunidades tradicionales de los Alpes y los Pirineos. Para conseguir nuestro objetivo, organizamos anualmente un número de actividades en Bélgica: exposiciones, degustaciones, veladas de cine,…También participamos regularmente en mercados y ferias y damos conferencias a petición de asociaciones. Además, desarrollamos nuestras propias publicaciones (hojas informativas, artículos en revistas, folletos,…) y proyectos temáticos.

Estamos buscando publicaciones, photos y textos para incluir en una exposición sobre ‘pueblos abandonados y pantanos de los pirineos’ en Bélgica. ¿Puede usted mandarnos todo lo que teneis y que quiereis que nosotros muestran en belgica?

Esperamos su respuesta y estamos a su disposición en caso de preguntas.

Atentamente,

ALPY vzw

Francisco José Naval Ballarin -

Como hijo de emigrantes aragoneses, no puedo evitar emocionarme ante la valentia de Emilio y Francisca en epocas tan dificiles.Espero que esta historia nunca se olvide, sobre todo ahora que tenemos la suerte de poder votar. Por mi parte os deseo lo mejor para todos los que amamos esas tierras Pirenaicas. ¡Viva Aragón!

Inde -

Lo fui, Juan, lo fui. El sábado vivimos un momento mágico, de euforia, de emoción, como recuerdo pocos.

Comparto la preocupación que comentan más arriba, y algún temor; pero ahora no es tiempo de hablar de eso, sino de disfrutar de la alegría, que en esta historia ha habido muy pocas.

El sábado lloramos todos acordándonos de Emilio, un hombre como una montaña, una fuerza de la naturaleza que ha luchado como una fiera toda su vida y que ahora, como tú dices, ha vuelto a la niñez y vive en su mundo...

Y en cuanto a la injusticia que describes, aun estando de acuerdo con lo que dices, con un canto en los dientes nos podremos dar si la reversión se hace sin trampas. Ojalá que así sea.

Aún no he sido capaz de escribir nada en el blog.

Tu prima :-) -

Contentos pero creo que preocupados. Ojalá el proceso que se abre ahora siga manteniendo unidos a los afectados y con el objetivo claro a la vista de recuperar el valle, para que siga siendo hermoso y ya, por fin, de nuevo habitable.